Así es Slow Wines, la primera y única bodega urbana de la ciudad de Córdoba

Yeny Ortega Benavides

Para conocer el proceso de elaboración de los vinos ya no es indispensable viajar o recorrer los viñedos y bodegas de Mendoza, San Juan, Salta o las sierras.

Gracias a la mente inquieta y a la creatividad de un apasionado de la vitivinicultura, ahora lugareños y turistas pueden visitar la primera y única bodega urbana, sin salir de la ciudad de Córdoba.

Slow Wines está ubicada en el Mercado de las Rosas (Av. Rafael Núñez al 4580) y ofrece una experiencia que permite conocer el proceso de creación de vinos de altísima calidad, con un concepto muy particular.

“La idea era básicamente acercar el vino a la gente. Que puedan conocer y disfrutar el proceso completo de producción”, cuenta a Cadena 3 Eduardo Olivera Scotti enólogo chileno, mendocino por adopción, y ahora cordobés por elección, creador del proyecto.

En el lugar, la gente puede “ver el vino” desde el origen. El salón está engalanado por ánforas y barricas donde la bebida reposa rodeada de gente que disfruta de tablas de quesos, fiambres, empanadas, cazuelitas, postres y, por supuesto, buenos vinos.

Con la creatividad en el ADN, heredada de su padre (un uruguayo desarrollador de químicos y cosméticos, estudiado en países como Francia y Alemania), en el año 2012 Eduardo decidió dejar atrás su basta experiencia como enólogo de reconocidas bodegas y, junto a Gustavo Soletti, su socio y amigo, iniciaron en Mendoza el proyecto vitivinícola Scotti Wines.

La línea de vinos -con nombre y apellido- ostenta una altísima calidad enológica, con una producción actual que supera las 80 mil botellas y se exporta a países como Brasil, Estados Unidos y China.

Scotti Wines fue el puntapié inicial para un nuevo proyecto que vio la luz en marzo del 2023, y que ahora puede conocer todo aquel que visite la zona norte de Córdoba capital.

Más que una línea de vinos, Slow Wines es una filosofía de vida que propone “disfrutar la vida, vivir lento, sin prisa y mantenerse en movimiento”. Por eso la etiqueta no podría llamarse de otra forma: Sin apuro.

El proyecto de vinos naturales empezó con tres vinos de Mendoza, orgánicos y sin sulfitos, y uno de Córdoba, que hoy ya suman tres más.

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Las uvas provienen de viñedos ubicados en Cruz del Eje, Quilino y Colonia Caroya.

La gran novedad reposa silenciosa en una barrica: un vino elaborado con uva Frambua (conocida también como Chinche o Isabella), variedad emblema de la Colonia.

“Es una uva que está muy bastardeada, por eso es un lindo desafío. Se puede lograr un vino de mucha calidad con esa variedad. Va a estar muy bueno”, asevera el experto.

Los vinos de Slow Wines son dinámicos, originales, con personalidad e identidad propia.

“Quise hacer vinos naturales, basados en la filosofía de la enología ancestral: respetar los tiempos que necesita el fruto para madurar y producirse, con baja intervención tecnológica, sin agregados artificiales y con fermentaciones naturales”, explica Eduardo.

Slow Wines ha pasado de boca en boca entre los visitantes que a diario llegan a la bodega. El espacio está abierto de miércoles a sábados desde las 18 horas, y los domingos al mediodía con la modalidad take away (vení y buscá tu vinito).

Los eventos puntuales -como catas temáticas- requieren reserva. Próximamente se habilitará un espacio con food trucks y se ampliarían los horarios del fin de semana. 

El objetivo de Eduardo es elevar el nivel de ventas directas.

“Queremos vender nuestros vinos a personas que quieran vivir una experiencia distinta. Con esa idea nació este espacio”, destaca.

Sus vinos y la identidad de su marca se han posicionado de una manera tan firme y veloz, que ya se encuentran en las cartas de los mejores restaurantes de Buenos Aires: Anchoita, Four Seasons, Parrilla Don Julio, entre otros. Pero esa, esa es otra historia.

Informe de Yeny Ortega Benavides.