Luche y seguimos cobrando

Por Adrián Simioni

Esta noche comenzará el operativo clamor para Cristina Fernández. Un grupo de camporistas fieles hará vigilia desde esta tardecita en Comodoro Py para repudiar desde mañana los fundamentos del fallo por la causa Vialidad, en la que se condena a la vicepresidenta por fraude contra el Estado. La militancia rentada va a trabajar como nunca en los días siguientes. Porque el viernes otro sector acompañará a CFK en la Universidad de Río Negro, donde ella volverá a denunciar que la persiguen.

Y el sábado las agrupaciones K harán un acto en Avellaneda para rogarle a Cristina que sea candidata.

La consigna es "Luche y vuelve". La misma que impuso la JP en los 70 para permitir el regreso al país de Juan Perón. La idea es asociar a Perón con Cristina como dos líderes proscriptos.

En este sentido, el kirchnerismo se prepara para parodiar la historia. Porque las diferencias entre un caso y otro son grotescas.

1- Por empezar, Perón llevaba 18 años en el exilio. En las antípodas, ella gobernó durante casi todos los últimos 20 años entre sus dos presidencias, la de su marido y la de su delegado Alberto Fernández. Ella nunca se bajó de la cúspide del poder. Perón pasó 18 años en compañía de dos caniches. Es una burla.

2- Segunda burla. Perón estaba efectivamente proscripto. Un decreto inconstitucional de una dictadura prohibía competir en las elecciones a quienes no hubieran estado en el país en ciertas fechas. Estaba hecho a medida de Perón. Nada de ver con Cristina, que puede ser candidata a lo que se le cante. Ella sólo tiene una condena que la inhabilita a ejercer cargos públicos. Pero faltan años para que esa sentencia, que puede ser revertida, quede firme. Además, si quedara firme, sería una sentencia de pleno derecho, derivada de leyes que rigen para todos, no de una ley a medida para ella.

3- Tercera burla. En los 70, los que hicieron la campaña "Luche y vuelve" eran sindicalistas y militantes que operaban en los márgenes y fuera de toda posición de poder, bajo gobiernos militares. Se jugaban el pellejo. Por eso fue una epopeya popular. Nada que ver con la épica trucha del camporismo, de militantes que desde hace una década cobran para aplaudir en el Patio de las Palmeras. Lo más heroico que han hecho muchos es calentar la silla de un puestito público bien refrigerado.

Ni siquiera son impostores. Porque la mayoría parece creerse su propio cuento. Y carecen de creatividad. Apenas les da para desvirtuar una consigna vieja. En realidad, en lugar de "Luche y vuelve" la consigna debería ser "Luche y todos seguimos cobrando", que es lo que de verdad ponen en juego.

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