Córdoba celebra la elección del papa León XIV en una emotiva misa en la Catedral

La comunidad católica de Córdoba se reunió esta tarde en la imponente Catedral de la ciudad para elevar una acción de gracias por la reciente elección del papa León XIV, el cardenal Robert Prevost, quien asumió el liderazgo de la Iglesia Católica tras el cónclave en Roma. La misa, cargada de emoción y esperanza, congregó a sacerdotes, religiosos, religiosas, laicos y laicas de diversas comunidades, reflejando la unidad del Pueblo de Dios en esta arquidiócesis.

La celebración eucarística comenzó con un momento especial: un video-mensaje del cardenal Ángel Rossi, arzobispo de Córdoba, quien, desde Roma, donde participó en el cónclave, expresó su alegría por la elección del nuevo Pontífice. “Los acompaño desde aquí y los llevo en el corazón”, dijo Rossi, uniéndose espiritualmente a la feligresía cordobesa. Su mensaje resonó en los presentes, quienes valoraron la cercanía del arzobispo en un momento tan significativo para la Iglesia universal.

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Debido a la ausencia del cardenal Rossi y de los obispos auxiliares, quienes se encontraban en la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Argentina en Pilar, Buenos Aires, la misa fue presidida por el presbítero Roberto Giardino, vicario Episcopal de Movimientos y Asociaciones. La homilía, profunda y reflexiva, estuvo a cargo del presbítero Melchor López, vicario Episcopal de los Pobres, quien invitó a los fieles a renovar su compromiso con los valores del Evangelio, inspirados por el nuevo liderazgo del papa León XIV.

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En el inicio de la ceremonia, el presbítero Munir Bracco, vicario Episcopal de Pastoral y vocero del Arzobispado, tuvo palabras de gratitud por el “fecundo ministerio” del papa Francisco, cuyo legado sigue siendo un faro para la Iglesia. Bracco también compartió una breve semblanza del nuevo Papa, destacando su trayectoria y su compromiso con la justicia social y la renovación espiritual de la Iglesia.

La misa, marcada por cánticos, oraciones y un ambiente de fraternidad, fue un reflejo del espíritu de comunión que caracteriza a la arquidiócesis de Córdoba. Los asistentes, visiblemente emocionados, expresaron su esperanza en que el pontificado de León XIV sea un tiempo de gracia y renovación para la Iglesia en el mundo.

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