El Turco al que todos aman, pero nadie conoce

Por Yeny Ortega Benavides.
Fotos: Franco Reale.

Muchos Turcos han hecho parte de la cultura popular argentina, pero Córdoba tiene al más querido de todos los tiempos.

Nació de una proporción casi perfecta entre la cultura árabe y la cordobesa. Este Turco no se dedicó a la política, ni al sindicalismo, ni a la radio. La razón de ser de su vida ha sido siempre la comida. Es el creador de Lo del Turco, un pintoresco local de comida árabe ubicado en Fructuoso Rivera al 250, en el corazón de barrio Güemes.

Inició su negocio en un puestito, pero la cosa fue tan bien que hace aproximadamente un mes se mudó a una casa. 

La casa tiene timbre, teléfono, radiograbadoras y fotos. En ese contexto familiar, recibe a sus amigos y les brinda los mejores platos de una cocina que fusiona lo mejor de la comida árabe y las particularidades de la gastronomía cordobesa.

Es por eso que el shawarma se arma con la lógica de un choripán y que el lomito tiene como salsas el humus de garbanzo y el de berenjena.

La dinámica del local no es la de un restaurante convencional. Es la de la casa de un amigo: no hay mozos, la gente se “gestiona” sus pedidos y retira de la barra sus bebidas.

Una casa tiene que estar preparada para todas las épocas del año. Por eso la del Turco tiene espacios para todos los gustos: terraza calefaccionada, patio con mesas y plantitas, salón interno para quienes prefieren estar adentro y una barra o bodeguita.

Al Turco no se le conoce la cara. Nadie sabe quién es, a pesar de que es él quien atiende los mensajes, llamados y redes de su local. Tampoco se sabe qué edad tiene, pero algunos detalles puntuales -como el empapelado de la casa y otros elementos decorativos- nos permiten deducir que debe tener algo así como 45 años, un gran sentido de la estética y enormes conocimientos de la cocina árabe.

“El Turco se comunica con nosotros por teléfono y nos baja línea por redes. Pero nadie lo conoce”, cuenta a Descubrí Sabores Julio El Sukaria, chef del local.

Todas las recetas de lo que se prepara en el local son del Turco y están extraídas de las tradiciones familiares de sus abuelos, padres y tíos.

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“Lo que él busca es que cuando la gente venga a comer acá, los platos le recuerden un poco a alguien o algo que alguna vez comió en su vida y que, si nunca probó las recetas, se enamoren hasta tal punto que las recuerden para toda la vida”, añadió Julio.

La música que ambienta el lugar es la lista de canciones que él escucha. El Turco tiene un gusto musical amplísimo, por eso, en una noche, se puede llegar a escuchar desde Sabina o La Mona, pasando por Rodrigo y Cachumba, hasta llegar a Cae y Sergio Dalma.

El shawarma es la insignia y el caballito de batalla de la casa. Se vende en dos tamaños: normal ($850) y shawarmazo ($1.000). Ambos salen con papas fritas.

También hay picada árabe bien completa: kepi, niños envueltos, labneh, falafel, hummus de garbanzo, hummus de berenjena, papitas turcas, empanadas y pan árabe. Para dos personas cuesta $1.800. Para cuatro, $3.500.

El falafel cuesta $700. El falafelazo, $850. Ambos salen con papas fritas.

Las empanadas árabes se venden también por unidad a $180.

La novedad, y más reciente incorporación, es el lomo turco que lleva salsa tarator, hummus de berenjena y garbanzo, y sale acompañado de papas fritas. Tiene un valor de $1.100.

Hay bebidas para todos los gustos: aguas, gaseosas, cervezas desde los $250 hasta $500, gin, vermusito  a $ 400), Fernet a $450 y vino en vastito bodeguero de 190 cc. a $300.

Trabaja con la app Rappi, aunque en breve largarán con un servicio de delivery propio. También está disponible el sistema take away. Abre de martes a domingos desde las 18.

A un verdadero amigo no hay que avisarle cuando vas a ir a su casa, por eso en lo del Turco no es necesario reservar.

Visitar la casa del Turco es mucho más que ir a un lugar para comer comida árabe, es vivir toda una experiencia.

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