EE.UU. endurece estándares militares: basta de soldados gordos y de barba

El gobierno de los Estados Unidos, a través del Departamento de Defensa, ha anunciado una serie de reformas en los estándares de apariencia y condición física de sus Fuerzas Armadas, con el objetivo de eliminar lo que el secretario de Defensa Pete Hegseth ha calificado como "tropas gordas" y restaurar una disciplina estricta.

Estas decisiones incluyen la reducción de tolerancia para soldados con sobrepeso y la limitación drástica de exenciones para barbas, marcando un giro hacia políticas más rigurosas en medio de debates sobre reclutamiento y preparación militar.

En el ámbito de la condición física, el Ejército de EE.UU. ha ajustado su programa de composición corporal, reduciendo el umbral máximo de grasa corporal permitida para reclutas del 8% al 6% en el programa ARMS 2.0, lo que implica que menos aspirantes con sobrepeso podrán enlistarse directamente.

Esta medida forma parte de una revisión más amplia que exime de mediciones de grasa corporal a soldados de alto rendimiento en pruebas físicas, pero enfatiza pruebas bianuales de aptitud y requisitos de altura-peso para todo el personal, con entrenamiento físico obligatorio diario.

Históricamente, el Ejército ha lidiado con tasas crecientes de obesidad, que generan costos anuales superiores a los 1.250 millones de dólares en atención médica y aumentan riesgos de lesiones, según informes internos.

Durante la crisis de reclutamiento de 2023-2024, se permitieron waivers para reclutas con hasta 45% de grasa corporal en hombres y 55% en mujeres, pero ahora se busca priorizar la calidad sobre la cantidad para mejorar la preparación operativa.

Respecto a las barbas, el Pentágono ha reforzado las normas al exigir rostros afeitados limpios y cortes de cabello uniformes para todos los soldados, con exenciones médicas limitadas a un máximo de 12 meses en un período de 24 meses; superado este plazo, se podría proceder a la separación administrativa.

Las exenciones por condiciones médicas como la pseudofoliculitis barbae (irritación por afeitado) se dividen en fases de tratamiento de hasta 90 días, y se prohíben perfiles de afeitado permanentes.

El uso de barba por razones religiosas se mantiene, pero deben ser aprobadas y revisadas por comandantes, mientras que las fuerzas especiales tienen excepciones para operaciones donde las barbas ayudan a integrarse en entornos locales.

Hegseth justificó estos cambios invocando la "teoría de las ventanas rotas": argumenta que estándares laxos en apariencia llevan a problemas mayores de disciplina, y enfatizó que el enfoque es en "guerreros letales" sin compromisos por cuotas o diversidad forzada.

Estas reformas, detalladas en directivas como la Army Directive 2025-13 y anuncios del Pentágono, responden a críticas por erosión de estándares durante administraciones previas, incluyendo ajustes de 2015 para facilitar la inclusión de mujeres en roles de combate.

Analistas militares ven en esto un esfuerzo por elevar la moral y efectividad, aunque podría agravar desafíos de reclutamiento en un contexto donde solo el 23% de los jóvenes estadounidenses cumplen con los requisitos básicos.

El impacto se evaluará en los próximos meses, con revisiones obligatorias en unidades para asegurar cumplimiento.

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