Lucía Cedrón: "Tenemos que dejar de temerle a lo atípico"

La cineasta Lucía Cedrón trabaja desde hace cinco años en un proyecto profundamente personal que busca interpelar a la sociedad desde la emoción y la empatía. Se trata de "Mi vida con Violeta" —título provisorio que podría convertirse en Lucero del Alba—, una película de ficción inspirada en su experiencia como madre de una niña con síndrome de Down. La historia nace de la vida misma y propone abrir debates pendientes sobre la diversidad, la inclusión y la forma en que miramos a quienes se salen de la norma.

Cedrón, franco-argentina y directora de reconocida trayectoria, contó que la llegada de Violeta, su tercera hija, fue una bisagra vital. El diagnóstico no llegó durante el embarazo sino después del nacimiento, marcado además por una urgencia médica que obligó a intervenir quirúrgicamente a la beba a las pocas horas de vida. “No hubo tiempo para detenerse en etiquetas: había que sacarla adelante”, relató. En ese proceso, la directora se encontró por primera vez con el universo del síndrome de Down, con sus desafíos, pero también con sus enormes aprendizajes y regalos.

Durante años, la maternidad y los cuidados intensivos la alejaron de la dirección cinematográfica. Sin embargo, el deseo de volver a su oficio reapareció con fuerza y encontró forma en esta película. El disparador fue un encuentro fortuito con un director francés, padre de un hijo atípico, con quien compartió reflexiones sobre criar a un hijo distinto al imaginado. De allí surgió la necesidad de contar una historia que, si bien está atravesada por el síndrome de Down, va mucho más allá del diagnóstico y se centra en el vínculo, las preguntas y las transformaciones que atraviesa una familia.

La película —una coproducción franco-argentina— estará narrada desde el punto de vista de la madre y se desarrollará en un período corto, hacia fin de año, cuando se pone en juego una decisión clave: la escolaridad de la niña. ¿Escuela común con integración o escuela especial? Lejos de ofrecer respuestas cerradas, el film busca mostrar que cada niño necesita una respuesta singular y que la verdadera inclusión consiste en poder leer esas necesidades con amorosidad y sin prejuicios.

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“Quiero dedicar esta película a todos los atípicos del mundo”, explicó Cedrón. “En su singularidad, muchas veces difícil de llevar, traen regalos extraordinarios que son transformadores para toda la sociedad”. En ese sentido, la directora apunta a reflexionar sobre las contradicciones de una época que, por un lado, amplía derechos e integración, pero por otro habilita prácticas de descarte frente a la diferencia.

Actualmente, el proyecto se encuentra en pleno proceso de casting para encontrar a la niña protagonista, un trabajo que se realiza con un año de anticipación y con un fuerte acompañamiento profesional, tanto para la actriz como para su familia. El rodaje está previsto para fines de 2026, entre Argentina y Uruguay, y contará con un equipo especializado en trabajo con infancias.

Mi vida con Violeta se propone como una película luminosa, atravesada por el humor, la emoción y la ternura. “Ojalá la gente ría, llore y se vaya con preguntas”, resume Cedrón. En un mundo que muchas veces estigmatiza lo diferente, la directora apuesta a una historia que abrace la diversidad y nos invite a mirar al otro con una empatía más profunda.

Cómo participar del casting

El casting está enfocado en una niña de entre 5 y 8 años. La prioridad del equipo es el bienestar y la rutina de la niña. Cada decisión —desde los horarios hasta la organización de los rodajes— se tomará respetando sus tiempos, con acompañamiento constante y diálogo permanente con su familia.

¿A quién contacto si  me interesa? A María Laura Berch y Juli Bender a este mail: [email protected]

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