Francisco, un viajero incansable que nunca regresó a su Argentina natal

El papa Francisco, fallecido hoy a los 88 años, dejó un legado imborrable como un pontífice viajero que recorrió el mundo, visitando 66 países en 47 viajes apostólicos y tocando cuatro continentes. 

Sin embargo, en un hecho que marcó su pontificado, Jorge Mario Bergoglio nunca regresó a su Argentina natal como Papa, a pesar de haber expresado en múltiples ocasiones su deseo de hacerlo. 

Su ausencia de la tierra que lo vio nacer se convirtió en un símbolo de su compromiso con las "periferias del mundo", pero también en una herida abierta para muchos argentinos que anhelaban su retorno.

Francisco, quien afirmaba no disfrutar de los viajes, se convirtió en un peregrino incansable, llevando su mensaje de paz, diálogo interreligioso y cercanía con los más vulnerables a lugares remotos y complejos. 

Desde su primer viaje en 2013 a la Jornada Mundial de la Juventud en Río de Janeiro hasta su última gira en 2024 por Papúa Nueva Guinea, Indonesia, Timor Oriental, Singapur, Bélgica, Luxemburgo y Córcega, el Papa priorizó destinos que llamó "las periferias del mundo". 

Sus visitas a países de mayoría musulmana, como Baréin, Jordania, Turquía, Egipto, Marruecos y Kazajistán, marcaron hitos de diálogo interreligioso. En particular, su encuentro en 2021 con el ayatolá Ali al-Sistani en Nayaf, Irak, fue un momento histórico para las relaciones entre católicos y chiítas.

El pontífice también dejó su huella en América Latina, visitando Brasil, Ecuador, Bolivia, Paraguay, Colombia, Chile, Perú, Cuba y Panamá, además de México y Canadá en Norteamérica. 

En Europa, recorrió 49 ciudades italianas y países como Bosnia, Albania, Grecia, Chipre y Hungría, mientras que en Asia y África llevó su mensaje a naciones como Mongolia, Sri Lanka, Filipinas, Mozambique, Madagascar y Sudán del Sur. 

Sus viajes, a menudo agotadores, incluyeron momentos emblemáticos, como su visita a la isla de Lesbos en 2016 para visibilizar la crisis de los refugiados o su paso por el santuario de Fátima en Portugal en 2017.

Argentina: un viaje siempre postergado

A pesar de su extensa agenda internacional, el regreso a Argentina quedó como una asignatura pendiente. Las razones de esta ausencia son complejas y están profundamente ligadas a la polarización política y social del país. 

Durante su pontificado, Francisco expresó su intención de visitar su patria, pero siempre con cautela. Según fuentes cercanas al Vaticano, temía que su presencia fuera instrumentalizada en un contexto de divisiones políticas marcadas, especialmente durante los gobiernos de Cristina Kirchner y Mauricio Macri, cuando las tensiones entre oficialismo y oposición eran agudas.

La elección de Javier Milei como presidente en 2023 abrió una nueva etapa. Milei, quien durante su campaña había proferido duros insultos contra Francisco, llamándolo "zurdo" y "representante del maligno", buscó reconciliarse con el Papa tras asumir el cargo. 

Las invitaciones oficiales para que Francisco visitara Argentina se multiplicaron, y el pontífice, en un gesto de apertura, pareció considerar seriamente la posibilidad. En entrevistas, Francisco mencionó que un viaje a Argentina estaba "en la agenda", pero siempre condicionado a las circunstancias. Sin embargo, el tiempo se agotó, y la visita nunca se concretó.

Para muchos argentinos, la ausencia de Francisco fue una fuente de desilusión.  Otros, sin embargo, defendieron su decisión. "Francisco sabía que venir podía generar más división que unión. Prefirió quedarse como un padre para todos, sin tomar partido", comentó el sacerdote jesuita Juan Carlos Scannone, amigo cercano de Bergoglio.

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