Lo mejor y lo peor de "Superman", la película que busca relanzar al superhéroe

Por Francisco Vidal

Opinión: regular

El director y cerebro de DC, James Gunn, enfrentó la arriesgadísima decisión de relanzar al superhéroe más icónico de todos los tiempos: Superman.

Lo cierto es que, con la película que llegó este jueves a los cines, el realizador de Guardianes de la Galaxia decidió hacerlo a su manera: fue a fondo con una propuesta algo alocada y muy cercana a los cómics.

Lo mejor

David Corenswet interpreta con la altura necesaria —pareciera que, por su físico, nació para ese papel— a un Superman no tan colosal como el que encarnó Henry Cavill en versiones anteriores, sino mucho más humano.

La historia, que no es la de origen del superhéroe, lo sitúa ya instalado en Metrópolis, con su álter ego, Clark Kent, trabajando en el Daily Planet y en pareja con su colega Lois Lane (Rachel Brosnahan). Casi vencido tras una batalla, se enfrentará al clásico villano Lex Luthor (Nicholas Hoult), quien busca quitarlo del medio para concretar sus intereses vinculados a dos países en conflicto. Con apariciones de otros héroes, Gunn posiciona como antagonistas a temas recurrentes como las noticias falsas —con divertidas referencias a los "trolls"—, los políticos extremistas y la posverdad.

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Uno de los puntos fuertes de Superman está en las escenas de acción: los combates, con logrados efectos especiales, marcan el pulso del relato y se suceden con la frecuencia necesaria para que no deje de entretener.

Además, vemos a un héroe mucho más conectado con su perfil sentimental, con reacciones de un hombre común, que también entra en conflicto con sus propósitos en la Tierra y su intención de proteger a la humanidad. En ese contexto, su rebelde "superperro" Krypto, de lo mejor del film.

Lo peor

Gunn subestima al público en lo que respecta al relato y su trasfondo: la historia es esquemática, demasiado simplificada para facilitar su comprensión, cuando los conflictos que enfrenta un héroe suelen ser complejos.

Esto va de la mano con cierta falta de épica, una carencia de profundidad en el drama del personaje que podría haber conmovido más a quienes no son fans del universo.

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Además, la marca Gunn es siempre exagerada, pero por momentos aquí no termina de resultar elegante. Muestra un mundo centennial, imparable, entre exageraciones que, por ejemplo, terminan desperdiciando a un gran actor como Nicholas Hoult.

La nueva versión de esta clásica historia es kitsch y posiciona al espectador casi como si abriera las páginas de un cómic. 

Va directo al hueso, pero eso también la complica por una simplicidad casi naif. Se trata de un Superman bien distinto, que entretiene, pero dejará a muchos con ganas de más.

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