La carne y el cuco de los exportadores truchos

Adrián Simioni

Prohibir la exportación de cualquier cosa es un crimen de lesa comercio. Algo que ningún país hace, a menos que esté en guerra o que se trate de un bien estratégico.

El gobierno lo sabe. Cada día es más clara la extravagancia de haber prohibido la exportación de carne vacuna y los daños tremendos que eso causará, sobre todo porque eso ya ha sucedido. Un tremendo castigo al interior del país.

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Ante esto, los funcionarios albertistas están desesperados por buscar cualquier justificación. Ahora hicieron correr entre su prensa más cercana un informe con los supuestos hallazgos de "maniobras" y supuestas "irregularidades" de presuntos "exportadores truchos" de carne que con sus "triangulaciones" empujarían para arriba los precios en el Mercado de Liniers. Los informes no están atribuidos a ninguna repartición. Y señalan a una decena de operadores.

Primero, no se entiende bien cuáles serían los delitos que cometerían estos comerciantes. Por ejemplo, el informe está escrito de forma tal de arrojar sospechas sobre maniobras de este tipo. Yo compro hacienda en Argentina y la mando a China por mil dólares. Pero no la vendo directamente a China. Primero la vendo a una firma de Uruguay, que también me pertenece, por 500 dólares. Cuando China paga, manda los mil dólares a Uruguay, que no me cobra retenciones ni me da pesos a cambio de un dólar subvaluado. Después, mi firma de Uruguay le paga a mi firma de Argentina los 500 dólares. Con eso me ahorro la mitad de las retenciones y recibo dólares de verdad al menor por la mitad de mi venta. Los 500 dólares que quedaron en Uruguay se pueden traer ilegalmente a riesgo de cruzar los billetes por la frontera. Pero se pueden traer legalmente a través del contado con liqui. Si es así, no hay delito. Lo único que hay son mecanismos que buscan los exportadores para burlar las absurdas reglas, cepos y dólares ficticio que sólo Argentina aplica.

Por supuesto que puede haber delitos. Y la obligación del gobierno es perseguirlos. Siempre. Sin usarlos como escudo para sus pésimas políticas.

Pero, además, el gobierno intenta hacer creer que esto tiene algo que ver con el aumento de precios de la carne. Dice que las ganancias que obtienen estos exportadores son tan buenas que los incentivan a ofrecer altos precios en Liniers tirando los valores hacia arriba. El informe muere por su propia boca. Las tristes seis comercializadoras que el informe identifica han exportado en lo que va del año menos de 6.000 toneladas. En un país que produce más de 3 millones de toneladas y exporta casi un millón al año. O sea que una "maniobra" con menos de medio punto porcentual de la carne es la que explica la suba de precios de las costeletas en un país en el que los precios de todas las cosas están rumbo a la luna. Hay algo peor que ser ignorante. Ser ignorante y tozudo.