Al final apareció el rebote, pero moderen su entusiasmo

Adrián Simioni

Hay olor a rebote. El Indec publicó ayer dos datos muy significativos. En julio, tanto la industria manufacturera como la construcción tuvieron un claro signo de mejora. Es significativo además porque julio se inició con la última disparada del dólar luego de aquella conferencia de prensa de Caputo en que dejó sin fecha la salida del cepo y anunció el pase de deuda del Central al Gobierno y que generó inestabilidad y una disparada del dólar y los precios. Bueno, en ese mes de julio la industria creció 6,9 por ciento y la construcción trepó 8 por ciento respecto de junio. Por supuesto que la actividad sigue por debajo de un año atrás, pero en niveles mucho mejores que en meses previo, cuando aparentemente se tocó fondo.

La industria, por ejemplo, ya produjo lo mismo que había producido en diciembre. Y hay rubros con un desempeño notable. Por ejemplo, alimentos y bebidas: la producción fue 9% superior a la de julio del 2023, cuando Sergio Massa emitía a rolete para financiar el plan platita de su campaña electoral. En este julio se produjo más, con emisión cero, algo que supuestamente es recesivo. Estamos hablando de alimentos, el rubro clave del consumo popular y donde tanto tuvimos que ajustarnos millones de argentinos en los últimos años. O sea, a menos que los industriales estén fabricando alimentos para tirarlos, lo hacen porque ven una demanda, sea del consumo interno o de la exportación. En cualquier caso positivo.

También tracciona el rubro energía. Argentina produjo más de 143 millones de barriles de petróleo en los primeros 7 meses del año. La cifra más alta en los últimos 20 años.

La construcción sigue en un abismal 20% abajo respecto de un año atrás, pero ya no está 42% abajo como en mayo. Con julio es el cuarto mes consecutivo de mejora. Se frenó la pérdida de empleo.

Hay una mejora en los ingresos que acompaña a esto. Los salarios declarados ante la Anses crecieron en junio 4% arriba de la inflación. Es el tercer mes seguido de mejora, gracias a la lenta desinflación en marcha. La masa salarial –es decir todo lo que cobran todos los que trabajan en blanco- creció 3,8%, aunque aún está 4,4% debajo de noviembre.

La sensación de mucha gente la expresó ayer Marcos Galperin, el creador de Mercado Libre: “La economía está pegando la vuelta”, se jugó.

Todavía es menos que un brote. No sabemos qué pasó en agosto. Y los desafíos siguen siendo enormes, así que los invito a moderar el entusiasmo. La película recién va por la mitad. Y no sabemos cuánto va a durar ni qué intensidad tiene este rebote, ni quienes van a quedar afuera y adentro en una economía que se tiene que reconvertir.

Pero hay una idea muy famosa que parece quedar desmentida y es que ajustar para terminar con el déficit estatal es sí o sí recesivo. Parece un error. En 2023 el gobierno de Cristina, Alberto y Massa emitió el equivalente a 10% del PBI, una locura completa, y el PBI se redujo 1,6%. Y ahora, con emisión cero, el Indec registró en julio el principio del rebote.