El alto el fuego de Tailandia y Camboya aguanta mientras los desplazados regresan

SURIN, Tailandia (AP) — Un alto el fuego entre Tailandia y Camboya parecía mantenerse el martes, aunque las tensiones persistían a pesar de un acuerdo de tregua para poner fin a los mortales enfrentamientos fronterizos alcanzado bajo presión económica de Estados Unidos.

El alto el fuego alcanzado en Malasia debía entrar en vigor a medianoche, pero fue rápidamente puesto a prueba. El ejército tailandés acusó a Camboya de lanzar ataques en varias áreas el martes por la mañana, pero Camboya afirmó que no hubo disparos en ningún lugar.

Más tarde, el ejército tailandés dijo que los combates se detuvieron después de que los comandantes militares a lo largo de la frontera de ambos lados se reunieran. Acordaron detener los movimientos de tropas, evitar la escalada y establecer equipos de coordinación antes de una reunión del comité fronterizo conjunto en Camboya el 4 de agosto, dijo el portavoz del ejército, el general de división Winthai Suvaree.

El ministro de Defensa de Camboya, Tea Seiha, dijo que habló con su homólogo tailandés sobre los “incidentes” que ocurrieron durante la implementación del alto el fuego, pero enfatizó que el ejército camboyano cumplió con la tregua. Dijo que los funcionarios de defensa de Camboya liderarán una delegación de diplomáticos, agregados militares extranjeros y otros para observar la situación.

El gobierno tailandés, por su parte, dijo que ha presentado quejas a Malasia, Estados Unidos y China sobre la supuesta violación del acuerdo de alto el fuego por parte de Camboya.

A lo largo de la frontera había indicios de calma y algunas de las más de 260.000 personas desplazadas por los enfrentamientos regresaron a sus hogares.

El primer ministro camboyano, Hun Manet, y el primer ministro interino de Tailandia, Phumtham Wechayachai, habían acordado el lunes un cese “incondicional” de las hostilidades que se han cobrado al menos a 41 vidas.

La reunión fue organizada por el primer ministro malasio, Anwar Ibrahim, en su papel de presidente anual de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático. Anwar calificó el alto el fuego como un “primer paso vital hacia la desescalada y el restablecimiento de la paz y la seguridad”.

El secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, señaló que Washington elogiaba la declaración del alto el fuego. “El presidente (Donald) Trump y yo estamos comprometidos con un cese inmediato de la violencia y esperamos que los gobiernos de Camboya y Tailandia honren plenamente sus compromisos para poner fin a este conflicto”, declaró Rubio en un comunicado.

Hun Manet dijo el martes que Trump había llamado para ofrecer felicitaciones por el avance. Publicó en las redes sociales que Trump prometió que Estados Unidos se uniría al proceso de monitoreo junto con Malasia para asegurar que el alto el fuego se implemente.

Trump también llamó a Phumtham después de su regreso a Bangkok. Phumtham dijo que Trump le dijo que las conversaciones de Tailandia con Washington para negociar los niveles de aranceles sobre las exportaciones tailandesas podrían ahora proceder y que buscaría hacerlas lo más favorables posible.

El alto el fuego llega días antes de que se espere que Estados Unidos anuncie nuevas decisiones sobre aranceles comerciales. Camboya y Tailandia han sido dos de los países más afectados como resultado de la guerra comercial de Trump, con un arancel del 36% sobre los bienes de ambos países que entrará en vigor este viernes.

Trump había advertido que Estados Unidos podría no proceder con acuerdos comerciales con ninguno de los dos países si las hostilidades continuaban, dándoles a ambas partes una salida honrosa para detener los enfrentamientos.

Reparos entre los residentes de la frontera en disputa

Los residentes a lo largo de la frontera, que lleva décadas en disputa, expresaron alivio por el alto el fuego pero mantuvieron su cautela, inseguros de cuánto duraría la paz.

“Estoy muy preocupado de que puedan estallar nuevos combates. Tailandia a menudo provoca los combates primero, pero luego acusa a Camboya. Su objetivo es que quieren ocupar nuestros templos (a lo largo de la frontera). De verdad no quiero ver que ocurra ningún nuevo combate”, dijo Soklang Slay, mientras ayudaba a su hija a regresar a su hogar en la provincia de Oddar Meanchay de Camboya, donde se habían producido intensos enfrentamientos.

Soklang Slay y su familia cavaron un búnker para protegerse de la artillería cuando comenzaron los choques, pero huyeron el segundo día cuando se intensificó el fuego.

En la provincia tailandesa de Surin, el jefe de la aldea, Kritsada Jindasri, dijo que escuchó fuertes disparos y explosiones el lunes por la noche antes de que el silencio llegara a medianoche.

“Seguimos siendo prudentes. Todavía no creemos totalmente (que se detenga). Seguimos esperando para evaluar la situación”, dijo Kitsada, quien se quedó junto con otros 60 líderes comunitarios después de que unos 400 aldeanos evacuaran la semana pasada.

Su hermano, Jirayu Jindasri, regresó a casa después de buscar refugio con familiares. “Todavía no me siento cómodo, porque solo lo anunciaron por el primer día. No estoy seguro. Si vuelve a estallar, tendré que irme”, dijo.

Los analistas dijeron que el alto el fuego sigue siendo tenue y políticamente complicado.

Kokthay Eng, un investigador camboyano en historia, política y relaciones internacionales, dijo que la “influencia comercial y mentalidad de hombre fuerte de Trump han ayudado a salvar a los pueblos tailandés y camboyano de más derramamiento de sangre”. Pero advirtió que el alto el fuego podría no durar si el gobierno tailandés no logra asegurar aranceles estadounidenses más bajos.

“Es arriesgado y requerirá marcadores claros para ganar tracción”, dijo la experta política del sudeste asiático Bridget Welsh. “Debería comenzar inmediatamente un estudio adecuado de la frontera. Ahora mismo, está en pausa porque las raíces del conflicto aún no se han abordado”.

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Sopheng Cheang informó desde Samrong, Camboya. La periodista de Associated Press Eileen Ng en Kuala Lumpur, Malasia, Chalida Ekvitthayavechnukul y Grant Peck en Bangkok, y Anton L. Delgado en Samrong contribuyeron a este despacho.

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Esta historia fue traducida del inglés por un editor de AP con la ayuda de una herramienta de inteligencia artificial generativa.

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