Ficciones

María Rosa Beltramo

El diputado Juan Manuel López armó un escándalo de novela cuando dijo que Patricia Bullrich lo hace pensar en Diciembre 2001.

Nótese que podría haber acudido a la historia pura y dura para advertir que la candidata del PRO corre el riesgo de acabar como Fernando de la Rúa, pero en cambio prefirió señalar que algo inespecífico le permite vincular a la dirigente con la serie que en junio subió a su catálogo Star+.

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La comparación, manifestada con aparente inocencia en el marco de una entrevista radial, tuvo un impacto devastador en las filas del espacio político que comparten López-hombre de Lilita Carrió, cercano a Rodríguez Larreta - y Bullrich .

Referentes del círculo rojo de la exministra de Seguridad le reclamaron al jefe de Gobierno porteño una retractación, aunque sólo recibieron un comunicado lavadito en el que él aclara que no acostumbra agraviar a nadie.

Ni siquiera hubo tanto lío en el momento más conflictivo de la interna santafesina cuando Carolina Losada decía que su correligionario Maximiliano Pullaro había trabajado para facilitar la actividad de los narcos.

Es que la ficción tiene una capacidad probada de seducir o lapidar con mayor efectividad que la realidad. Y Diciembre 2001 reconstruye los aspectos más problemáticos del gobierno de la Alianza pero en envase de thriller político, un formato bastante más atractivo que un simple documental.

López, que luego ratificaría sus dichos, dijo que le gusta comparar realidades políticas “con las series ” y mencionó a El Reino (segunda temporada )para referenciar lo “delirante” de una eventual presidencia de Milei.

Los libertarios no se quejaron porque probablemente no les moleste emparentar a su líder con el pastor Emilio Vázquez, el personaje surgido de la pluma de Claudia Piñeiro e interpretado por Diego Peretti.

Los seguidores de Patricia, en cambio, rechazan cualquier analogía de su candidata con los referentes históricos que reunió Miguel Bonasso en “El palacio y la calle”, el libro en el que se basa la serie que prefirió a cualquier título metafórico la contundencia de una fecha grabada a fuego en la conciencia del país.

La última vez que emparentaron a un político de carne y hueso con uno de ficción fue cuando Mauricio Macri anunció que su compañero de fórmula para el intento reeleccionista sería Miguel Pichetto.

En redes sociales comenzaron a llamar al ex legislador peronista, Frank Underwood, el protagonista de House of Cards, la serie sobre la que Netflix edificó su imperio. En la temporada inicial Underwood es coordinador de la mayoría en la Cámara de Representantes de los Estados Unidos. A medida que avanzan los episodios, suma responsabilidades y cobra cada vez mayor importancia.

Su ascenso no se detiene hasta llegar a la presidencia, para lo cual incurre en toda clase de maniobras que incluyen intimidaciones, extorsión y amenazas.

A pesar de su perfil oscuro, Underwood ejercía un auténtico magnetismo y tenía el encanto singular que le proporcionaba Kevin Spacey. La cancelación del actor por las acusaciones de abuso sexual frustraron la continuidad de la historia, a la que tuvieron que darle un final no del todo convincente.

Pichetto se tomó con calma y con cierta satisfacción la comparación aunque dejó claro que "esa es una ficción que no tiene nada que ver con mi forma de ser, con mi personalidad, es simplemente una buena serie y nada más".

Los operadores de Patricia, en cambio, sospechan que mencionar a Diciembre 2001 junto al nombre de ella es lo más parecido a mentar la soga en la casa del ahorcado.

Hace más de una década cuando todavía era jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, hizo la punta en eso de juntar política y ficción. Recomendaba por entonces la serie danesa Borgen que continúa siendo su favorita y que volvió a nombrar recientemente cuando dijo “me gusta la rosca con sentido, como en Borgen”.