Quién fue San Cayetano, el joven rico que eligió la caridad y la austeridad

Julio Perotti

San Cayetano, cuyo nombre completo es San Cayetano de Thiene, nació el 1 de octubre de 1480 en Vicenza, Italia.

Provenía de una familia noble, muy rica, o sea, tenía la vida resuelta.

Era hijo del conde Gasparo di Thiene y de la condesa María Da Porto.

Se puso a estudiar Derecho en la Universidad de Padua.

Y logró dos doctorados universitarios:  en Derecho Canónico y en Derecho Civil, ambos de 1504, cuando tenía apenas 24 años.

A los 26 años, se trasladó a Roma, donde trabajó como secretario privado del Papa Julio II, conocido como el “Papa rey”, el “Papa guerrero” o “el Papa terrible”.

Como dato adicional: Julio II fue el impulsor de la construcción de la Basílica de San Pedro, sobre la tumba del primer papa.

Sin embargo, tras la muerte del Papa, Cayetano decidió dedicarse a la vida religiosa y fue ordenado sacerdote en 1516.

San Cayetano es conocido por su profundo compromiso con los pobres y enfermos. Fundó la Orden de Clérigos Regulares Teatinos, una organización religiosa que promovía la oración, la vida austera y la caridad.

Durante su vida, San Cayetano se dedicó a ayudar a los más necesitados, estableciendo hospitales y otras instituciones de caridad.

De hecho, creó asociaciones llamadas Montes de Piedad (Montepíos), que prestaban dinero a gentes muy pobres con bajísimos intereses, y de esa forma combatía a los usureros, que se aprovechaban de los necesitados.

San Cayetano fue beatificado en 1629 por el Papa Urbano VIII y canonizado en 1671 por el Papa Clemente X.

Su legado de caridad y servicio continúa inspirando a muchos, y su festividad es un momento importante de reflexión y oración para quienes buscan su ayuda.

La devoción a San Cayetano en Argentina es especialmente fuerte.

Cada 7 de agosto, miles de fieles se congregan en su santuario en el barrio de Liniers, Buenos Aires, para pedir su intercesión por “paz, pan y trabajo”.

Esta tradición se debe a que San Cayetano es considerado el patrono del pan y del trabajo, simbolizando la provisión de las necesidades básicas y la dignidad del trabajo.

La consideración de “patrono del trabajo” es exclusiva de la Argentina.

Hay una leyenda que relata el milagro que habría presenciado un campesino arruinado por la sequía, quien aseguró que llegaron las lluvias luego de rezarle a la imagen del santo.

Por eso tiene a sus pies una espiga de trigo.

De allí en más, todas las oraciones se dirigieron hacia él.

En el resto del mundo, es el “patrono de la providencia”, es decir que debe proveer y cuidar a quienes lo necesitan.

San Cayetano puede ayudar, pero la responsabilidad está en otro lado.

Ya lo cantó Peteco Carabajal:

El que debe responder

No ha de ser San Cayetano

¡Los que deben responder

Están mirando a otro lado!

El pueblo muy bien lo sabe

Pero se aferra al milagro

En tierra quieren el premio

De algún cielo anticipado.