Una idea cordobesa desembarca en el fútbol noruego

Guillermo López

La idea comenzó a gestarse en 2018 y actualmente provee su servicio a más de 45 clubes, incluyendo los campus de Real Madrid y las inferiores del Celta de Vigo (España), la Roma (Italia) o el Nantes (Francia) entre los 90 clubes que usan la plataforma en una decena de países.

Se trata de Oliver, un pequeño dispositivo tecnológico que usa inteligencia artificial para rastrear métricas de los jugadores y ayudarlos a ellos y sus entrenadores a mejorar sus capacidades y prevenir lesiones. Desembarcan en Escandinavia de la mano de otro cordobés.

Sus creadores son tres cordobeses: José González Ruzo, Agustín Rozadas y Ezequiel Torti que combinaron su pasión por el fútbol con su espíritu emprendedor. Desde hace un tiempo se instalaron en Barcelona y desde allí han logrado apalancar su desarrollo.

Y de la mano de Ignacio Pereyra, también cordobés, desembarcaron en Noruega, un mercado al que habrá que prestarle atención en el futuro ya que podría considerase una suerte de "banco de pruebas" para start ups latinoamericanas.

En diálogo con Cadena 3, Pereyra, que junto a otros socios posee una consultora en estrategia de negocios con base en Londres, contó detalles del proyecto que ya es un verdadero golazo.

-¿Qué es Oliver?

-Es un pequeño dispositivo tecnológico con múltiples sensores de movimientos, una suerte de GPS, para rastrear métricas de los jugadores de fútbol como el mapa de calor dentro de la cancha, la interacción con la pelota o la potencia del impacto, por ejemplo.

Esa información es muy útil para los entrenadores, preparadores físicos y los propios jugadores y sirve para mejorar su capacidad futbolística y, fundamentalmente, a prevenir lesiones.

Este pequeñísimo aparato que se coloca dentro de una canillera especial debajo de la media, recolecta los datos y los envía a la nube donde son almacenados y un algoritmo que usa inteligencia artificial los procesa. Esa información se presenta luego y de manera dinámica en un app.

-¿Cómo llegan a Noruega y cuáles son los planes en ese país?

-Con otros socios tenemos una consultora de estrategia de negocios en Londres, donde viví durante 13 años. Hace un par de años conocí a los chicos de Oliver y me interesó el proyecto porque está pensado muy seriamente desde sus inicios.

Luego vino la pandemia de Covid-19 y escapando un poco de eso me mudé con mi familia a Noruega, donde nació mi esposa.

Cuando llegué vi la dimensión que tiene el fútbol acá, en particular en el nivel semiprofesional.

Para que tengas una idea el año pasado se crearon 100 canchas de fútbol al aire libre. Hay muy pocas canchas cubiertas, en un país que tiene 5 millones de habitantes. En cada pueblo, en cada ciudad hay escuelas de fútbol y es un deporte que se aplica muchísimo para el desarrollo de los niños en las escuelas. Hay un público enorme detrás del fútbol. Era el marco ideal para Oliver.

-¿Ese es el público al que apunta esta start up?

-El desarrollo apunta fundamentalmente al fútbol amateur y semiprofesional, aunque también comercializan su producto con clubes profesionales.

En Noruega ya lo utiliza desde hace un año un club de la tercera división y el viernes ese club realizó un torneo nacional y allí fue la presentación oficial. Apuntamos a la segunda y tercera división del fútbol y las inferiores tanto de clubes como de escuelitas de fútbol.

-¿Y cuál es el modelo de negocios? ¿Cómo monetizan esta idea?

-Hay dos modelos de negocios: uno es el que apunta al jugador final, es decir que cada persona adquiera su propio dispositivo.

El otro, el principal, es que el club o la academia es la propietaria de los dispositivos y por un modelo de suscripción mensual tiene la cantidad de equipos que necesita. Entonces el director técnico y/o el preparador físico puede, en base a las métricas, planear el movimiento de los jugadores en el campo de juego, hacer un seguimiento diferenciado, comparar jugadores dentro de la misma posición, etcétera.

-Suena extraño que Noruega pueda ser el trampolín para nuevos mercados…

-Lo bueno de las start ups es que aprenden rápido y todo lo usan para mejorar. Lo que hoy Oliver está mostrando en el mercado es la evolución de los cuatro años que se llevan interactuando con futbolistas profesionales y semiprofesionales y Noruega es muy interesante para probar lo que han aprendido.

La particularidad de este mercado es que si bien a priori y para nuestra mentalidad (NdR: la de los latinoamericanos) son "duros" y cuesta mucho ingresar acá hay un muy buen poder adquisitivo entonces uno puede experimentar el producto y modelo de negocios y al mismo tiempo monetizarlo.

Lo bueno que tiene es que al ser un mercado pequeño uno tiene chance de cometer errores sin que el mercado te sancione. Si te equivocas en el Reino Unido o Estados Unidos después costará mucho porque las malas noticias se propagan rápido. Hay mucho espacio para cometer errores y si la pegás acá es fácil moverte a Alemania u otro país escandinavo.

Es como un banco de pruebas para startups. Es un poco caro pero, insisto, tenés la posibilidad de monetizar desde el día uno.

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