Mel Gibson es un locutor mal llevado que se enfrenta a un oyente peligroso

María Rosa Beltramo

Desde "Arma mortal", en el siglo pasado, a Mel Gibson la crítica siempre le encuentra algún defecto y a sus películas, muchos excesos.

Pero "Secuestro en directo", que aparece en el top five de Netflix desde el día que la plataforma la incorporó, vale la pena si el  espectador disfruta del suspenso.

Al film lo escribió y lo dirigió el francés Romuald Boulanger y Mel encarna a un conductor radial que conoce todos los secretos para hacer un programa exitoso, aunque hay que admitir que, como lleva décadas al frente de un envío que comienza a la medianoche y sigue hasta la madrugada, a más de un oyente que le pide consejos lo despacha  con alguna ironía y sin profundizar demasiado en su problemática.

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Elvis, como se llama el personaje, tiene el desafío de entretener a los insomnes como lo  hizo durante años Luis Beresovsky en "Noche y día"  y  lo sigue haciendo Susana Buontempo.

Pero a diferencia de los nuestros , con una vida consagrada a ofrecer compañía con  buenas entrevistas, datos curiosos y música elegida, el locutor del programa nocturno tiene opiniones controvertidas sobre un montón de temas que no domina demasiado bien.

Y es bastante maltratador, a imagen y semejante del perfil que Mel Gibson tiene en la vida real. Empieza siendo un encanto y al minuto dice alguna inconveniencia .

Y una noche se cruza en su vida -y en la del resto de  su numerosa audiencia porque todo ocurre al aire y en directo-un  oyente que, de movida, lo descalifica y a continuación le hace escuchar las voces alteradas de  la esposa de Elvis y de su pequeña hija . "Estoy en tu casa y ahora empezá a pedir perdón por todo lo malo que hiciste si querés que tus chicas sigan con vida".

En la película la estrella excluyente es Mel Gibson. Están también  William Moseley, Kevin Dillon, Alia Seror-O'Neil y  Carole Weyers pero casi como una mera decoración porque de allí en más vendrá una agitada negociación entre el conductor y el secuestrador.

Es imposible no estar pendiente de lo que puede ocurrir, mientras crece la desesperación  del locutor  que falla una y otra vez en cada uno de los intentos de persuadir al secuestrador .

Gary, el hombre que tiene a la esposa y la hija  de Elvis, asegura ser pariente de una chica que llamó al programa, que pidió un consejo que no recibió y que se terminó suicidando.

El suspenso crece hasta el final  en el que llegarán un par de vueltas de tuercas no menos interesantes.La película vale la pena  y está plenamente  justificado  el interés de los espectadores que la ayudaron a crecer en el listado de lo más visto no sólo en Argentina sino también en buena parte del mundo.