"El Reino": lo mejor y lo peor de la segunda temporada

Por Francisco Vidal

Llegó el final. "El Reino", la primera serie argentina que produjo Netflix, terminó en su segunda temporada, luego de haber estado en boca de todos en 2021 con una historia distópica que imagina a una Argentina gobernada por un pastor evangélico corrupto y de oscuro pasado. 

Ya están en la plataforma los seis episodios finales de la ficción creada por Marcelo Piñeyro y la escritora Claudia Piñeiro, protagonizada por Diego Peretti, Mercedes Morán, Peter Lanzani, Chino Darín y Nancy Duplaá, entre otras figuras. 

Cómo sigue la historia (spoilers primera temporada)

El pastor Emilio Vázquez Pena (Peretti) lleva algunos años como presidente y su popularidad fue cayendo a pedazos, por lo que recurrirá a una última estrategia para sostener el poder que lo llevará a una "guerra santa".

Tadeo Vázquez (Peter Lanzani), en tanto, este hijo adoptado que criaron en la iglesia, huyó al norte junto a uno de los chicos que el religioso abusaba. Allí se convierte en una suerte de salvador que aparece como esperanza para desenmascarar al actual mandatario. 

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Esta temporada se enfoca mucho en el agente infiltrado del gobierno estadounidense Rubén Osorio (Joaquín Furriel), que estuvo detrás de la presidencia de Vázquez Pena y hará todo lo posible por mantener el poder mientras lucha con los fantasmas -literalmente- de su pasado.

Lo mejor

La factura técnica, la iconografía y varias actuaciones de la serie se mantienen a tope. Mercedes Morán brilla otra vez como la mujer que maneja los hilos de la iglesia e incluso del país detrás de su esposo.

Entre las incorporaciones actorales, sorprende gratamente el cantante cordobés Juan Ingaramo, que se desenvuelve cómodamente como un pintoresco pastor que canta en uno de los templos.

Las locaciones otra vez son de primer nivel, con bellos paisajes de Jujuy o lugares reales trascendentales como la Casa Rosada o el Congreso.

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La creación de los Piñei/yros es sagaz en analizar una posibilidad de extremismo en el poder que años atrás se veía como imposible pero hoy es una realidad en algunos países. 

La reacción de los medios de comunicación para construir enemigos, las operaciones de inteligencia y el dinero sucio aparecen otra vez como satélites de la política.

Como era de esperar, aparece por supuesto una batalla final que llega bien sobre el cierre, pero que por momentos logra una intensidad abrumadora.

En el inicio, lo más interesante es la historia de Tadeo y su exilio, donde se va convirtiendo de a poco en una suerte de mesías que gana apoyo popular mientras viaja por el país. 

Lo peor

Pese a la actualidad de los temas, la solemnidad con que se trabaja le da un tono algo subrayado que en algunos diálogos genera respuestas obvias de los personajes, en lugar de resoluciones más sutiles para que el público de a poco se de cuenta de lo que sucede.

Esto se conecta también con situaciones bastante inverosímiles -más allá de que sea una ficción-. Qué clase de policía, por ejemplo, frenará una represión por sólo escuchar unos segundos del discurso de un joven.

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Las visiones sobrenaturales y los "milagros", en tanto, no terminan de explicar demasiado su razón de ser. Por otra parte, algunas subtramas, como la de la fiscal Roberta Candia (Dupláa), pierden fuerza.

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"El Reino" cierra de manera algo acelerada para una historia que pedía un poco más de tiempo. Pero en ese tono de guerra que tarda en arrancar, ofrece un final potente al que vale la pena darle una oportunidad si uno vio la primera parte.

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