Conflicto de Alto Vuelo

María Rosa Beltramo

Cuando un tema se somete a debate en el país suele importar menos el fondo de la cuestión que la identidad de quienes asumen la defensa de las distintas posturas. Hay cierta dificultad para el análisis objetivo. Por eso a la gente le cuesta decidir si la compra de un avión para el traslado del presidente es una medida imprescindible y oportuna o un capricho del gobernante de turno.

Aunque la operación finalmente no se concretó, la Casa Rosada estuvo a punto de convocar a licitación para reemplazar al Tango 01 durante la administración de Juntos por el Cambio. El trámite se agilizó poco después de que el jefe de Estado, Mauricio Macri, contratara un jet privado para viajar a Europa donde tenía una agenda recargada que incluía Rusia, Suiza y Francia.

Página 12, prensa opositora en 2016, en un rol parecido al que ahora desempeñan La Nación o Clarín, tituló “Un gustito de 16 mil dólares la hora” e informó que apenas el 0,001 de la población estaba en condiciones de subirse a un avión como el que trasladaba al presidente , perteneciente a la compañía VistaJet “que presta servicio de lujo para CEO, mandatarios y estrellas del deporte y el espectáculo”.

Patricia Bullrich como ministra de Seguridad , fue la encargada de elaborar un paper en el que aconsejaba la compra de un avión y enumeraba entre otros inconvenientes que acarreaba carecer de nave propia, “la imposibilidad de contar con custodia armada a bordo, falta de comunicación en vuelo y vulnerabilidad en los controles”.

Argumentos parecidos son los que ahora se mencionan para justificar la adquisición, con el agregado de las circunstancias especiales que se vivieron a partir de la descompensación que sufrió durante su último viaje al exterior Alberto Fernández.

El avión presidencial no es sólo el título de una entretenida película que protagonizó en 1997 Harrison Ford. Es posible que en otros países sean capaces de elegir la máquina adecuada relacionando funciones, costo y calidad. Acá las cosas siempre se complican porque se mezclan con otros factores .

El Tango 01 bautizado “Virgen de Luján” que Menem adquirió en 1992 por 66 millones de dólares le sirvió a Fernando de la Rúa para hacer campaña. Como el avión era el símbolo del despilfarro, el dirigente radical recorrió el país entero prometiendo que lo vendería “para aumentar las jubilaciones (sic)”.

De acuerdo a quién lo describiera, el avión presidencial solía sumar o restar detalles suntuosos incluyendo el enchapado en oro de la grifería .Más allá de las miradas interesadas, todos aceptan, sin embargo, que su interior consta de en tres grandes áreas: una zona VIP, con 14 asientos articulados; una para la comitiva, con 20 butacas también reclinables, y una gran área presidencial forrada en madera de caoba.

Incluye comedor con capacidad para seis personas, despacho con escritorio y sillones para las reuniones reservadas, suite con cama matrimonial, placard, baño con ducha, televisor con DVD y con los años se le añadió internet para el salón de comunicaciones y teléfonos satelitales.

Según las estimaciones oficiales el gobierno invertirá ahora unos 25 millones de dólares para comprar el nuevo avión presidencial .En los planes figura la entrega del viejo Tango 01 –valuado en 3 millones de dólares-como parte de pago, lo que permitirá un pequeño ahorro.

Sería bueno que oficialismo y oposición se pongan de acuerdo sobre la aeronave que el estado planea adquirir para que la próxima administración no rechace lo que decide la actual.