De vender milanesas de soja en bicicleta a liderar una marca familiar

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En 2004, impulsada por la necesidad económica tras convertirse en madre soltera, María del Mar Ferrero comenzó a preparar milanesas de soja en la cocina de su casa. Vegetariana y buscando un ingreso que le permitiera sostenerse con su hija recién nacida, salió por las calles de Villa María con una bicicleta, una canasta y un asiento para bebés. Así empezó a ofrecer puerta por puerta las milanesas artesanales que hoy se convirtieron en el corazón de su emprendimiento.

Lo que comenzó como un recurso de urgencia se transformó en un proyecto de vida. María alternó entre trabajos formales y la producción de milanesas durante varios años, pero siempre volvía a ese pequeño emprendimiento que crecía de manera silenciosa. Hace más de una década retomó la producción de forma definitiva y, junto a su pareja y sus dos hijas, consolidó un negocio familiar que hoy abastece a más de 20 comercios de Villa María, Villa Nueva, Córdoba capital y localidades de la región.

Con el paso del tiempo, la oferta se amplió: de la soja a variedades como remolacha, lenteja, quinoa y garbanzo agregaron hamburguesas, pastas integrales, tartas, pizzas y salsas. Hoy elaboran 23 productos bajo la marca Maifra, una evolución del primer nombre, “Milanesitas”, que ya quedaba chico ante la diversidad de opciones. Con habilitación provincial y nacional, Maifra combina un proceso artesanal —sin conservantes ni aditivos— con la maquinaria necesaria para responder a la demanda creciente. El fuerte del negocio es la venta al por mayor, aunque mantienen la atención al público para conservar el contacto directo con sus clientes y entender sus necesidades.

María reconoce que el camino no fue lineal. Como cualquier emprendedora argentina, dudó, pensó en cambiar de rumbo e incluso en dejar todo. Los vaivenes económicos del país afectaron más de una vez el crecimiento del proyecto. Sin embargo, asegura que la clave estuvo en la persistencia, la constancia y, sobre todo, en escuchar al cliente: “Cuando viene alguien y me dice que llegó por recomendación porque nuestros productos son buenos, ahí entiendo que sí, que era por acá”.

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Hoy vive plenamente de su emprendimiento y anima a quienes están pensando en iniciar el propio: “Vivimos en un mundo lleno de posibilidades. Incluso en las peores crisis hay oportunidades. Lo importante es estar atento a las necesidades y animarse a empezar”.

La historia de María del Mar es una de esas pequeñas grandes postales de La Argentina Posible: una mujer que transformó una bicicleta, una canasta y una receta casera en una empresa familiar que alimenta a cientos de hogares con productos saludables y artesanales.

Entrevista de Fernando Genesir

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