2%: un número mágico para el Gobierno

Adrián Simioni

El 2% es una especie de número mágico para el Gobierno. Este porcentaje, que se refiere a la inflación mayorista de septiembre que informó el Indec, resulta muy importante en el actual contexto económico del país. 

Mientras que la inflación que los ciudadanos experimentamos en el supermercado suele ser más elevada, la cifra mayorista refleja lo que las grandes empresas pagan al por mayor. 

Por ejemplo, una constructora que adquiere cemento o hierro, enfrenta estos precios. En este sentido, un aumento del 2% en septiembre sugiere que, de alguna forma, este incremento se trasladará a los precios minoristas que todos pagamos en nuestro día a día.

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La expectativa es que, tras un aumento del 3,5% en septiembre, la inflación de octubre podría ser un poco más baja, quizás gracias a este traslado menos agresivo de los precios mayoristas a los minoristas. Este es un punto que se discutió ampliamente en foros económicos como el Coloquio de IDEA, donde muchos analistas consideran que este 2% puede ofrecer un respiro en la escalada inflacionaria.

Además, hay un elemento adicional que el Gobierno tiene en cuenta: el Banco Central devalúa el dólar mensualmente en un 2%. Si los precios mayoristas y el dólar aumentan en la misma proporción, la relación entre ambos se mantiene estable. 

Esto significa que los productos no se encarecen en dólares, lo que reduce la presión para una nueva devaluación. En consecuencia, este fenómeno puede contribuir a cierta estabilidad económica, aunque no debemos caer en la complacencia.

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Hay que observar con atención otros factores que pueden complicar el panorama. Si analizamos la variación de precios, encontramos que los productos nacionales aumentan un 2,3%, mientras que los importados bajan un 1,4%. 

Esta discrepancia se debe a la reducción del Impuesto PAÍS y a la apertura de importaciones, lo que permite que los precios internacionales ejerzan una influencia a la baja sobre los precios mayoristas. 

La diferencia entre ambos precios genera una brecha que puede crear problemas para los productores nacionales que deben competir con productos importados más baratos.

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En este contexto de hiperinflación, la situación se torna compleja. Aunque el 2% pueda ofrecer un alivio momentáneo, la realidad es que la economía argentina enfrenta desafíos significativos. 

La brecha entre los precios nacionales e importados es un síntoma de un problema más profundo que afecta a la competitividad de los productos locales, por lo que es fundamental que tanto el Gobierno como los sectores productivos trabajen en conjunto para encontrar soluciones que no solo estabilicen la inflación, sino que también fortalezcan la economía en su conjunto.

El 2% en la inflación mayorista de septiembre presenta un escenario que, aunque alentador en algunos aspectos, no debe hacernos perder de vista aquellos problemas que persisten. La economía argentina necesita un enfoque integral que contemple no solo la contención de la inflación, sino también el fortalecimiento de la producción nacional frente a la competencia externa. 

La estabilidad económica no se logra con medidas aisladas, sino con una estrategia coherente y sostenida en el tiempo.

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