Cómo fue la insólita salida que le otorgaron a Carmona

Juan Federico

"Tiene un perfil complicado, por eso se le denegaron los pedidos de libertad condicional. Tiene fama de tipo duro, pesado, y a él le gusta que lo vean así. Es instruido, aunque no terminó la escuela, se expresa muy bien y repite que él no es como el resto."

El ahora jubilado juez Juan Cima, que durante años estuvo al frente del Juzgado de Ejecución Penal 2 de Chaco, nunca dudó en describir al múltiple asesino Roberto José Carmona (59).

Carmona se hizo conocido en la provincia de Córdoba a partir de enero de 1986 cuando secuestró y asesinó a la adolescente Gabriela Ceppi (16). Siempre se sospechó que también la violó, pero los estudios genéticos de aquella época no resultaron eficientes para demostrarlo.

Luego, en la cárcel de barrio San Martín, de la ciudad de Córdoba, mató a otro recluso, en 1994, y, tras ser tras­lasdado a un penal de Resistencia (Chaco) volvió a ultimar a otro preso, en 1997.

Desde entonces, se convirtió en un problema penitenciario: ninguna cárcel lo quiere tener alojado, porque genera problemas constantes con el resto de los detenidos.

Después del crimen en Chaco, fue devuelto a la cárcel cordobesa de barrio San Martín, donde fue necesario adaptar un lugar especial para alojarlo, conocido como "la Lorera", aislado del resto de los presos.

Permaneció allí hasta el motín de febrero de 2005. Un grupo de los revoltosos tenía como objetivo darle alcance y matarlo. El Servicio Penitenciario logró rescatarlo justo antes de que el penal quedara tomado por completo por los reclusos.

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Fue alojado en el entonces nuevo penal de Bouwer, pero ya en Córdoba tenían una decisión tomada: Carmona no podía permanecer en ninguna cárcel de la provincia.

Ante esto, se reactivó la idea de enviarlo de nuevo a una cárcel de Chaco, donde tenía otra condena por el asesinato del preso en 1997. Ya en Resistencia, al poco tiempo obtuvo el beneficio, otorgado por la Justicia de esa provincia, de ser trasladado a la granja de Corrientes.

Y, años después, en 2014, el juez Cima firmó una resolución que hoy suena insólita: cada cuatro meses, Carmona era trasladado desde una cárcel chaqueña hacia el barrio Las Violetas, de la ciudad de Córdoba, para que visitara durante 72 horas a su esposa Angela Etudie. Todo el viaje era realizado por una comitiva especial del Servicio Penitenciario de Chaco, conformada por cinco guardiacárceles y un enfermero que no podían separarse de él en ningún momento.

Entrevistado en su momento por el diario La Nación, el juez Cima había justificado semejante decisión. Aseguró que desde hacía cinco años Carmona estaba alojado en la granja modelo Yatay, de Corrientes, donde los presos se autogestionaban y contaban con vigilancia mínima.

"Salía a correr hasta el río, a unos cuatro kilómetros, a diario. Jamás intentó fugarse. No tenía problemas y fue entonces cuando se le autorizaron las salidas transitorias para ver a su mujer", agregó.

"El contacto familiar se debe garantizar y esta es la manera que encontramos", respondió Cima en aquel momento sobre el desproporcionado dispositivo que había encontrado e indicó que los viajes se iban a realizar mientras el presupuesto lo permitiera.

La primera visita, incluso, fue supervisada por la entonces directora del Patronato del Liberado de Córdoba, Cecilia Lanzarotti, quien hoy es la actual secretaria de Organización y Gestión Penitenciaria del Ministerio de Justicia.

Sin embargo, en 2017 el múltiple asesino rompió la disciplina en la granja correntina y fue devuelto a la cárcel de Roque Sáenz Peña, en Chaco.

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Fue entonces que se resolvió que Carmona ya no iba a dormir en la casa de su esposa en aquellas salidas transitorias, sino que esas tres noches debía pernoctar en la cárcel de Bouwer y ser trasladados durante horario diurno a la vivienda de Las Violetas, donde permanecía entre seis y nueve horas. Así, durante tres días cada cuatro meses.

En total, había viajado en 18 oportunidades a Córdoba. En la provincia, siempre el Servicio Penitenciario local, que depende del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, lo recibió. Jamás hubo ninguna queja de funcionarios cordobeses por estos viajes, al menos en voz alta.

En el medio, por la pandemia del coronavirus, los viajes se suspendieron. Carmona, entonces, se cosió la boca en la cárcel, en señal de protesta porque quería un celular para comunicarse con su esposa.

A Ángela Etudie la había conocido ya detenido. La mujer, 15 años mayor que él, iba a la cárcel a visitar a un hijo preso. Se casaron dentro de la cárcel de barrio San Martín.

Por la mala conducta, Carmona terminó alojado en Chaco, a cientos de kilómetros de la casa de ella. En 2014, al fundamental que el preso viajara a Córdoba a verla, el juez Cima indicó que ella tenía a su cargo un hijo cuadripléjico y que por problemas de salud no podía desarrollar el viaje para ir a visitarlo. Por eso, decidió que fuera el preso el que viajara a ver a su esposa.

En marzo de 2021, el juez Cima se jubiló. Asumió en su lugar la jueza Ligia Duca, que ahora es objeto de todo tipo de reproches y reclamos por parte de la familia del taxista Javier Bocalón (45), asesinado a puñaladas por Carmona durante la fuga del martes último.

Si bien la jueza ha evitado hablar de manera pública, desde el Juzgado respondieron a Cadena 3 que ella no pudo revocarle el beneficio de las salidas transitorias porque no existía ninguna oposición al respecto. O sea, como nadie había solicitado que Carmona dejara de viajar a Córdoba, ella no tenía motivos para revisar la resolución de su antecesor en el cargo.

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Desde la medianoche del martes último, Carmona permanecía alojado en el Módulo X1 de la cárcel de Bouwer, en una celda, aislado y con una custodia especial del Grupo de Operaciones Tácticas GOT.

Sin embargo, en la tarde de este viernes el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de Córdoba, cartera de la que depende el Servicio Penitenciario, dispuso su traslado a la cárcel de Cruz del Eje.

Desde el ministerio que dirige Laura Echenique se limitaron a informar que el traslado se había dispuesto por "razones de seguridad".

Nadie se atreve a decirlo en voz alta, pero en el Servicio Penitenciario de Córdoba de a poco lo están asumiendo: Carmona tendrá una larga estadía en esta provincia. Cerca de su esposa, que tal vez ahora, pueda ir a visitarlo a la cárcel.