La impunidad, hermana mayor de la corrupción

Sergio Suppo

Es ineludible hablar de la vicepresidenta de la Nación, Cristina Kirchner beneficiada, como ya sabemos, por un fallo inédito, insólito, injustificado y que claramente estremece a la sociedad argentina por varios motivos. Este fallo confirma que la corrupción tiene un correlato, que es la impunidad. Hay más corruptos y hay más corrupción porque el capítulo que le sigue es que hay impunidad.

Muy pocos pagan el precio que debería cobrar la Justicia cuando se cometen actos de corrupción a la luz pública,como pudo comprobarse. Las pruebas que acumula el caso Hotesur Los Sauces ocupan una habitación de cuatro por cuatro entera de expedientes.

El tribunal que debía jugar a Cristina Kirchner a su familia y a sus supuestos cómplices ni siquiera se tomó el trabajo de ventilar los expedientes, las pruebas, de exponerlos a la luz pública, que para eso existen los juicios orales en la Argentina, para evaluar los testimonios de los testigos, las posiciones de las defensas de los fiscales y luego sacar una conclusión. Esto hubiera sido mucho más saludable para la democracia de la Argentina y para la salud política de la vicepresidenta de la Nación. Y existía en ese juicio la posibilidad de que hubiera resultado absuelta. Pero Cristina eligió otro camino. Eligió el camino de armar a las apuradas un tribunal que la absolvió sin ser juzgada. Precisamente mañana termina el plazo de actuación de uno de los jueces que subrogó, que estuvo como suplente,en el Tribunal que finalmente le limpió el caso.

Cristina en siete meses acumula tres absoluciones. Es bastante llamativo. En la historia judicial de la Argentina ningún otro acusado por la Justicia argentina ha tenido la posibilidad de tener ese privilegio. Nadie fue absuelto sin ser juzgado en siete meses en tres causas, mucho menos por causas de la complejidad que tiene la causa Hotesur y los Sauces. Es verdad que se puede revertir la situación con apelaciones y es verdad que, efectivamente, el camino final puede terminar siendo un enjuiciamiento como el que se esperaba que tuviera. Digo enjuiciamiento, no digo condena, que es una cosa bastante y claramente diferente. Porque lo que efectivamente se esperaba, es que el país hubiera podido establecer, comprobar en un juicio oral si la líder del Gobierno es culpable o inocente de los cargos de corrupción que se le imputan. Si se enriqueció indebidamente junto a su familia o, si es todo una patraña, como ella misma afirma.Nos quedaremos con la duda hasta tanto la Justicia en la Argentina resuelva hacer efectivamente eso, justicia.