Milei, el fenómeno barrial que termina con la mafia electoral

Adrián Simioni

En el marco de la actual sesión en el Congreso, los diputados se encuentran discutiendo la boleta única electoral. La posibilidad de que esta ley se sancione hoy representa un cambio significativo en el sistema democrático argentino, especialmente bajo el gobierno de Javier Milei. Si se aprueba, asestaremos un golpe contundente a la mafia electoral y al clientelismo que ha dominado la política en las últimas cuatro décadas.

La implementación de la boleta única reduce la necesidad del aparato clientelar que ha operado durante años. Desde mañana, el inmenso sistema de punteros, fiscales y manipuladores que ha manejado las elecciones pierde gran parte de su relevancia. Este cambio no significa que desaparezcan por completo las mañas electorales, pero sí que su poder se ve significativamente disminuido. La era en la que se necesitaba un gran número de fiscales para competir en las elecciones se encuentra en sus últimas etapas.

Es notable que todo esto se logra con apenas 39 de los 357 diputados, lo que representa un 15% del total, y 6 de 72 senadores, un 8%. A pesar de su falta de experiencia, Milei logra avanzar en su agenda sin haber nombrado jueces o fiscales, ni contar con el aparato del Estado. Este avance es posible gracias al respaldo de la Unión Cívica Radical y del PRO, quienes han visto en este cambio una oportunidad para modernizar el sistema electoral.

Además, la boleta única promete reducir costos en la impresión de boletas, eliminando la necesidad de sellos de goma y reduciendo la operatoria de partidos que solo existían para alquilarse y cobrar por la impresión de boletas. Este cambio también apunta a erradicar el robo de boletas en los cuartos oscuros, un problema que ha persistido en la política argentina.

Incluso el kirchnerismo, que históricamente ha rechazado este tipo de reformas, podría verse tentado a apoyarla, especialmente a la luz de las experiencias exitosas en provincias como Mendoza, Córdoba y Santa Fe. Estas jurisdicciones han demostrado que la boleta única funciona de manera más eficiente que el sistema anterior, marcando un paso hacia una mayor civilización política en un país que ha enfrentado desafíos significativos.

Este esfuerzo por cambiar el sistema electoral se suma a otras medidas que Milei ha implementado, como la reducción de la emisión de dinero y la eliminación de bloqueos sindicales. Estas acciones, que antes parecían imposibles, son parte de un enfoque más amplio para desmantelar estructuras que han limitado el desarrollo del país. La aprobación de la boleta única podría ser un hito en la búsqueda de una Argentina más democrática y menos sujeta a las manipulaciones del pasado.