Con ustedes, la Unión de Bancos Soviéticos Argentinos

Adrián Simioni

Los bancos volvieron a quejarse esta semana, con razón, porque es cada vez más caro e inoperante manejar toneladas de billetes de papel que valen cada vez menos. Pero eso es lo único que se les ocurre decir desde hace años a los bancos. Sobre el resto del desastre argentino, los banqueros no dicen ni mu.

No dicen nada sobre la sovietización de los bancos que forzó el gobierno. Al punto de que han perdido su función social, su utilidad.

Ayer tuvimos otro botón de muestra. El gobierno ordenó -sí, ordenó- que todos los bancos deben pagarles a sus depositantes en plazo fijo, como mínimo, una tasa del 53%, 5 puntos más que la tasa que les había ordenado pagar hasta ahora.

Y además el gobierno estableció que los bancos le presten al Banco Central al 54% anual. Los bancos tienen así garantizado ganar un puntito sobre la mayor parte del dinero que manejan. Al resto pueden prestárselo directamente al Gobierno a la tasa de inflación, que hoy es superior al 53%.

Los bancos sólo tienen que pulsar una tecla. Los bancos ponen apenas la tubería que le lleva los pesos al Gran Hermano y cobran un peaje. Sin riesgo: cualquier corrida ante una disparada del dólar o cualquier otra situación se resolverá con el Estado imprimiendo pesos. Pagarán con inflación los tontos que no tienen depósitos.

Y obviamente sin ningún tipo de competencia. Son bancos soviéticos. Su única diferencia es el logo.

Es un negoción. Los bancos se liberan del trabajo arduo de ser los intermediarios del ahorro, el crédito y la inversión en la sociedad. Es decir, pierden su función social. Por eso desapareció el crédito para las empresas y las familias. El poco crédito al consumo también está normado por el soviet supremo a través del Ahora 12 y poco más, en el país donde una casa se compra de contado y un par de zapatillas se financia a dos años.

¿Toda este desastre depende de los bancos? No. Pero al menos podrían decir algo sobre la política económica en lugar de quejarse solamente por los costos del papel. Así, estamos a punto de no necesitar a los bancos nunca más. Para nada. Con el monedero virtual de algún servicio de Internet nos basta y sobra.