Una comunidad de Los Ángeles se une para limpiar las calles tras violentos enfrentamientos

COMPTON, California, EE.UU. (AP) — El domingo, Ernest Melendrez se despertó temprano para limpiar su vecindario. Con mascarilla, recogió casquillos de gas lacrimógeno y otros restos en las calles, evidencias de un enfrentamiento sufrido la noche anterior entre manifestantes que se oponen a las redadas de inmigrantes y autoridades locales y federales.

A pesar de llevar una mascarilla, Melendrez tose con frecuencia, ineficaz para filtrar el gas lacrimógeno que persistía en el aire. Enfrente, las fachadas de las tiendas mostraban grafitis en contra del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas.

“La gente tiene buenas intenciones, solo que el enfoque es erróneo”, expresa Melendrez mientras los autos pasan a su lado, algunos tocan la bocina en señal de apoyo o se detienen para preguntar sobre lo sucedido la noche anterior. “Cada uno tiene su manera de sobrellevar las cosas, y sin alguien que ayude a gestionar esos sentimientos, estas situaciones pueden escalar. Es fundamental contar con el respaldo de la comunidad”.

Junto a su esposa e hija, Melendrez comenzó a limpiar las calles, que habían estado cubiertas por nubes de gas lacrimógeno. Ante la intensidad de las protestas, el presidente Donald Trump ordenó el despliegue de la Guardia Nacional en el centro de Los Ángeles, a pesar de la desaprobación del gobernador de California, Gavin Newsom, quien catalogó la decisión como “una reacción excesiva”.

Más protestas surgieron el domingo al observarse efectivos en el Centro de Detención Metropolitano de la ciudad, donde cientos de manifestantes chocaron previamente con las autoridades. Varios de ellos se acercaron a los soldados de la Guardia, pero fueron recibidos nuevamente con gas lacrimógeno.

Una tienda Home Depot, situada a una cuadra del lugar donde Melendrez limpiaba, había sido el epicentro de los enfrentamientos de la noche anterior. El lugar, normalmente concurrido, estaba vacío y en calma, con un trabajador aislado limpiando grafitis de su letrero mientras algunos clientes llegaban.

Agentes federales, con equipo táctico, usaron gas lacrimógeno y otras armas no letales mientras los manifestantes provocaban incendios que dejaron marcas en las calles cercanas. En diversos negocios locales, como una tienda de donas y taquerías, aún se podían ver evidencias del vandalismo del día anterior, grafitis que planteaban preguntas como “¿Qué es Estados Unidos sin inmigrantes?”.

Launie Melendrez, esposa de Ernest, manifestó su apoyo hacia las protestas pacíficas y la solidaridad hacia las familias afectadas. “Lo que está sucediendo es devastador”, agregó.

Aún así, la señora Melendrez expresó su descontento ante la destrucción de los negocios locales. “Es una pena ver cómo se destruye el trabajo que las personas han realizado. Estas familias dependen de eso, y arruinarlo no ayuda en nada a tu causa”.

Los vecinos, por su parte, manifestaron su enojo por tener que lidiar con la limpieza del desastre. Elaina Angel, hija de Melendrez, que creció en Compton, no se sintió sorprendida por la situación, aunque se sintió frustrada al observar que el Home Depot había reabierto, mientras sus calles seguían atestadas de basura y grafitis.

“No les importa Compton”, comenta mientras tose, refiriéndose a las autoridades y líderes políticos ausentes. “Pero no creo que hayan considerado que nosotros saldríamos a limpiar esto”.

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Esta historia fue traducida del inglés por un editor de AP con la ayuda de una herramienta de inteligencia artificial generativa.

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