Comienza destrucción de material bélico de disidencia de FARC por la paz en Colombia

BOGOTÁ (AP) — La Coordinadora Nacional Ejército Bolivariano, una disidencia de la ex FARC, inició el miércoles la destrucción voluntaria de material de guerra, un paso que el gobierno colombiano resaltó como significativo en su política de "paz total" que ha enfrentado sucesivas crisis y aún está lejos de acabar con la violencia.

El ministro de Defensa, Pedro Sánchez, indicó en el acto protocolario que comenzaron a destruir 3,8 toneladas de explosivos y municiones en la zona rural de Putumayo, departamento fronterizo con Perú y Ecuador, que serán las primeras de un total de 14 toneladas que entregó la disidencia.

Durante el evento fue proyectado un video que muestra la explosión controlada del material bélico que fue verificada por la Misión de Apoyo al Proceso de Paz en Colombia de la Organización de los Estados Americanos.

"Significan 12.000 minas antipersonales que no estarán ni en el campo apuntándole a nuestros campesinos ni robándole el sueño a nuestros niños", dijo Sánchez durante el evento en el que participó el presidente Gustavo Petro.

La Coordinadora Nacional Ejército Bolivariano (CNEB) está compuesta por los grupos armados Comandos de la Frontera y la Coordinadora Guerrillera del Pacífico, ambas disidencias de la antigua guerrilla Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

"La entrega y destrucción del material de guerra y el posterior desuso de las armas debe darse en el contexto de las transformaciones territoriales, de la reivindicación de los derechos de las víctimas", aseguró en el acto protocolario Walter Mendoza, jefe negociador de la disidencia.

Un paso en la esquiva "paz total"

La CNEB surgió a finales de 2024, cuando se separó de la Segunda Marquetalia, una estructura liderada por alias Iván Márquez, quien fue uno de los negociadores de las FARC que retomó las armas tras firmar la paz en 2016.

Se trata del segundo grupo armado que acepta que se destruya material bélico en su poder como una muestra de voluntad de paz. Lo mismo hizo en abril Comuneros del Sur, una estructura que se separó de la guerrilla Ejército de Liberación Nacional y negocia por separado con el gobierno.

La destrucción de armamento es el avance más notorio de la política de "paz total" de Petro, con la que abrió nueve diálogos simultáneos con grupos armados ilegales y bandas urbanas. Sin embargo, la política ha tenido sucesivas crisis: están suspendidas las negociaciones con el ELN desde enero por una ola de violencia al noreste del país y se levantó de la mesa la mayor parte del Estado Mayor Central, disidencia de las FARC.

"Me parece un gesto en la dirección correcta, pero en los últimos seis meses en particular vimos que el impulso con los nueve diferentes procesos que estaban sucediendo realmente se ha quedado muy estático y que la violencia ha sido permanente", aseguró a The Associated Press, Gimena Sánchez-Garzoli, directora para los Andes de la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA).

La analista aseguró que al actual gobierno le queda poco tiempo para gobernar hasta agosto de 2026, pero que, aun así, podría lograr algún tipo de acuerdo con los grupos ilegales que incluya el compromiso de respetar el derecho internacional humanitario.

"No nos dejen solos, la paz es posible, el pueblo sigue soñando de que esto se haga realidad", pidió Sandra Lagos, líder social, en nombre de la comunidad del Putumayo.

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