Valparaíso, la colorida capital cultural de Chile que atrae a los fans del Mundial Sub20

VALPARAÍSO, Chile (AP) — Inspiración de poetas, refugio de marineros, fuente de creatividad para artistas, músicos y escritores.

Valparaíso, una ciudad costera a poco más de 100 kilómetros de Santiago, fue considerada la capital cultural de Chile. Ahí, cultura, bohemia, gastronomía y arte se enmarañaron entre laberintos, murales, escaleras y callejones misteriosos. 

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Esta colorida localidad, cariñosamente apodada “Valpo” por los lugareños, se convirtió en una de las cuatro sedes del Mundial Sub20 de Chile 2025.

Entre los centenares de murales distribuidos por el puerto, la costa o las colinas, fueron numerosos los dedicados al fútbol y la cultura deportiva de la ciudad, con homenajes a jugadores históricos, como Elías Figueroa, o a las hinchadas de los clubes del país.

Vito la Viscacha, la mascota oficial de este Sub20, igualmente fue inmortalizado en sus muros hace pocas semanas, precisamente para celebrar la cita mundialista, que bajo el lema “Legends in the Making” (“Creando leyendas”) simbolizó el entusiasmo y la perseverancia de los jóvenes que soñaron en grande.

“No sabíamos que estaba el Mundial acá, pero cuando nos enteramos, agregamos un día más a nuestro viaje para ver al menos un partido”, contó a The Associated Press Benjamin Schuster, un instructor austriaco de esquí que se encontró en Chile para un viaje con su tío. 

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La abundancia y explosión de colores de Valparaíso le otorgaron el título de la “capital sudamericana del arte callejero”. No fue para menos, ya que por los costados de las estrechas vías que serpenteaban sus más de 40 cerros, cada muro, puerta, pared y portón ofreció un estallido policromático. Fue difícil encontrar un lugar que no hubiese sido intervenido por artistas.

Asimismo, esta verdadera galería a cielo abierto le rindió a Valparaíso el reconocimiento como Patrimonio de la Humanidad por parte de la UNESCO en 2003.

“Un amigo me contó que una casa no puede parecerse a la casa vecina, y por eso el paisaje es tan diverso, único”, agregó Schuster.

Gran parte de las piezas fueron anónimas, pero algunas llevaron la firma de referentes del arte nacional —Inti Castro, Alejandro “Mono” González, y la cantante Mon Laferte— e internacional —el dúo francés Ella & Pitr y su “mamie de Valparaíso”, una abuela que observó la vida desarrollarse desde la esquina de una casa—.

Los centenares de composiciones, que abarcaron desde una veintena de murales del icónico Museo a Cielo Abierto en el Cerro Bellavista hasta las casi cien obras que integraron el “Valparaíso Arte Urbano” en la calle Condell, fusionaron diversos estilos artísticos. Muchas, además, trajeron un cargado acento de protesta social, inmortalizando en las paredes y murallas los achaques de los tiempos actuales.

“La gente vino por sus características únicas y su arquitectura que mezcla el estilo tradicional europeo con la modernidad del Nuevo Mundo”, explicó a la AP el guía turístico Alejandro Díaz. “Fue uno de los primeros lugares en el que los conquistadores desembarcaron, entonces hay mucha historia y cultura”.

Precisamente por su histórico papel portuario, Valparaíso fue conocido también por ser la ciudad bohemia de Chile, con sus particulares paisajes que sirvieron de inspiración para escritores, músicos y poetas, entre ellos Pablo Neruda y Gabriela Mistral.

Los exploradores que desbravaron sus rincones pudieron transitar por misteriosas escaleras y antiguos ascensores, que unieron pasajes secretos y condujeron a los viandantes por las empinadas subidas que compusieron el paisaje urbano.

A través de ellos, pudieron llegar a la Plaza de los Poetas, el Museo Naval, el sinfín de bares, bodegas y galerías que adornaban la costanera o La Sebastiana, la casa-museo de Neruda donde se refugió el icónico poeta cuando buscó un lugar para huir del bullicio de la gran ciudad y escribir en paz.

“Ya sea tirios o troyanos, Valparaíso tuvo la cartelera completa para todos los gustos”, sintetizó Sandra Pérez, gerente de un pequeño café.

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