Exquisitez

Por María Rosa Beltramo

Manuel Adorni pudo haber defendido la gestión del ministro de Salud manifestando que es correcta, ajustada a las pretensiones de la actual administración o que respeta los estándares que impone el presidente Javier Milei para el sector.

Sin embargo, el portavoz oficial enarbola a diario la decisión de doblar la apuesta y cuando se filtra alguna pregunta que sugiere una crítica, la pulveriza con un elogio desmedido. Por eso cuando osaron insinuar que era llamativa la ausencia de Mario Russo en medio de la preocupación generada por la epidemia de dengue, sostuvo que el funcionario en cuestión “desempeña de manera exquisita sus labores”.

Del repertorio de calificativos posibles eligió uno difícil de justificar porque la ausencia del responsable de la política sanitaria hizo un ruido que se convirtió en estruendo cuando su palabra fue reclamada con carácter perentorio incluso desde círculos marcadamente oficialistas.

Y no es que haya objeciones a su calidad profesional. Eso está fuera de discusión porque el ex Jefe de Residentes del Instituto de Cardiología y Cirugía Cardiovascular del Hospital Español tiene una trayectoria impecable que incluye también la docencia. Pero ahora Russo es ministro de salud.

Y su presunta “exquisitez” se había expresado hasta ese momento en un comunicado de dos carillas en el que responsabilizó al gobierno anterior de no haber adoptado las medidas suficientes para prevenir la epidemia.

También aseguraba, con cierta vaguedad, que la falta de repelentes se solucionaría en los próximos días y respecto de la vacuna, sin responder a los muchos interrogantes que existen sobre el tema, concluía que no es una herramienta validada para atacar el brote.

Por tratarse de la primera manifestación pública de un funcionario desconocido hasta entonces por el público, tuvo cierta contundencia –“no se avalará que la política o los medios de comunicación sumen miedo y confusión”-pero no incluyó disposiciones claras que permitieran reducir el temor de la gente amenazada por el mosquito, preocupada por una atención médica comprometida por una demanda creciente y sin consignas unívocas para enfrentar el brote .

El diccionario de la Real Academia Española enumera entre los sinónimos de exquisitez-la caracterización de Adorni para la labor de Russo- delicadeza, primor, elegancia, distinción, esmero, finura, refinamiento, miramiento.

La palabra elegida o cualquiera de las de parecido significado quedan un tanto holgadas para alguien que recién se asomó cuando la enfermedad ya registraba 139 muertes y 180 mil afectados.

Probablemente cuando el propio Russo convenció al gobierno que debía dar la cara, dejó para la posteridad, y a modo de advertencia, la frase “cuidado con los pantalones cortos", una recomendación derivada del sentido común pero ciertamente mezquina para alguien cuya labor recibió el mote de “exquisita” .

Aunque forma parte de un gobierno cuya máxima autoridad se ha cansado de proclamar su desprecio por el Estado, Russo debería saber que cuando la población tiene que enfrentar un brote epidémico necesita directivas más relevantes que evitar el riesgo de las piernas descubiertas.

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