Es copia fiel

Por María Rosa Beltramo

Nunca como en esta época tuvimos al alcance de la mano tantos libros y revistas. La única limitación es el idioma. Internet nos permite el acceso a textos de todo el mundo a la distancia de un clic. Puede que haya gente que descubra que hay personas que han dejado por escrito conceptos que los representan y, en ocasiones, se sientan tentados a apropiarse de ellos.

Plagiar es copiar en lo sustancial obras ajenas, dándolas como propias. El mundo de la literatura es conmovido, de vez en cuando, por sospechas de plagio. No se salvan oscuros escribas que peregrinan sin suerte por las editoriales ni premios Nobel. Uno de los últimos denunciados fue el mismísimo José Saramago.

En Argentina esas acusaciones han impactado durante ese siglo en dos figuras mediáticas, justo cuando atravesaban su momento de mayor popularidad. El más reciente es Javier Milei, economista, líder de los libertarios y estrella en ascenso, objeto de encuestas semanales que lo muestran cosechando cada día nuevas adhesiones.

Así como es muy fácil conseguir textos para respaldar cualquier tema, hay que advertir que es muy sencillo descubrir si alguien ha copiado; con entrecomillar el párrafo, cualquier buscador ofrecerá evidencias en segundos.

En agosto del año pasado un usuario que se hizo llamar Marcos Tullius reveló en el sitio web “Medium” que las columnas que Milei había publicado en El Cronista eran una copia de distintos autores de la Escuela Austríaca de Economía, entre ellos Ludwig von Mises,F.A. Hayek,Walter Block y Murray Rothbard.

A nueve meses de esa denuncia, se formula otra que esta vez no está referida a artículos en un diario sino a afirmaciones incluidas en el libro “Pandenomics” y que, al parecer fueron plagiadas de una publicación que en 2013 realizaron Salvador Galindo Uribarri, Alberto Rodríguez y Jorge Cervantes .

Esos autores reprodujeron un modelo matemático para estudiar brotes epidémicos a lo largo de la historia y ahora, tras una consulta de periodistas de una revista argentina se enteraron de que Milei los había plagiado sin disimulo.

La indignación aumentó cuando, tras revisar en detalle, los expertos reproducidos sin ninguna cita, advirtieron que el libertario había realizado una interpretación incorrecta de sus ecuaciones “porque precisamente lo que nos dicen las matemáticas es que el número de personas afectadas por una epidemia puede ser descomunal si no se controla” él, en cambio, minimizaba el problema.

Mucho antes de que Milei se convirtiera en una referencia de la política nacional, el médico,dramaturgo, terapeuta gestáltico y escritor Jorge Bucay, que a principios de este siglo se había transformado en uno de los intelectuales más populares del país tras una recomendación de Marcelo Tinelli, tuvo que admitir que había incluido en su libro “Shimriti”, 60 páginas que le pertenecían en realidad a la doctora en filosofía española Mónica Cavallé.

Milei se ha negado a responder las acusaciones de plagio atribuyéndolas a maniobras de la “casta política” interesada en frenarlo con malas artes. Bucay, que en el 2005 era el autor de libros de autoayuda más consultado de la Argentina, se borró un tiempo del radar mediático y, perdido por perdido, publicó una carta en el diario El País donde explicó que “un error absolutamente involuntario permitió que los textos de la profesora Mónica Cavallé fueran incluidos en «Shimriti» sin la correspondiente y merecida mención de su fuente" (sic). A confesión de parte…

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