Los crímenes de los hijos del poder

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   Editorial de Alberto Lotuf

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Por Alberto Lotuf

Los crímenes de los hijos del poder han marcado un antes y un después en la historia argentina. El asesinato de María Soledad Morales, una joven de 17 años, el 8 de septiembre de 1990, marcó el principio del fin del clan Saadi en Catamarca. Las marchas del silencio que lideraba la hermana Marta Pelloni, la monja rectora del colegio al que asistía María Soledad, fueron clave para la difusión nacional y terminó con la detención y posterior condena de Luis Tula y Guillermo Luque, hijo de un diputado nacional íntimamente vinculado al poder de turno en esa provincia.

El crimen de Leila Nazar en Santiago del Estero y el posterior asesinato de Patricia Villalba en 2004 para encubrir la muerte de Leila también son hitos en esta oscura narrativa. Los llamados crímenes de la dársena marcaron el final del Juarismo. Nina y Carlos Juárez habían manejado el poder en Santiago del Estero casi medio siglo y la muerte de los jóvenes marcó su final.

Ahora los ojos del país estuvieron puestos en el Chaco. Cecilia Strzyzowski, pareja del hijo del piquetero más poderoso de la provincia, Emerenciano Sena, fue asesinada en junio del 2023. Cecilia había ido a la casa de sus suegros, Emerenciano Sena y Marcela Acuña, donde se iba a encontrar con su esposo, César Sena. Una cámara registró su ingreso, pero nunca su salida. Esa fue la última vez que se la vio con vida. Era el 2 de junio de 2023.

Emerenciano Sena y su mujer eran candidatos de Capitanich para las elecciones en el Chaco de ese año. Los afiches que inundaban la ciudad con sus nombres fueron retirados y los vecinos del barrio Emerenciano, donde el piquetero se auto-homenajeó con ese nombre, lo hicieron ante la vergüenza de lo ocurrido. Capitanich perdió esa elección y tuvo que dejar el poder ejecutivo. Ahora integra el Senado.

Gloria Romero, la mamá de Cecilia, que habló con nosotros, le había pedido al expresidente Alberto Fernández que intervenga la provincia, al menos el poder judicial, porque dudaba de la independencia de los jueces. Nadie la escuchó y el propio Capitanich había dicho que el caso tenía connotaciones, escuche esto, de los servicios de inteligencia y que buscaban desgastar su probable candidatura de ese año. El caso reveló los pliegues más oscuros de la política provincial.

Llega el juicio por jurados, que arrancó el 28 de octubre del 2025, y el día sábado se terminaron dos años de dolor. El jurado popular declaró culpables a César Sena, a su madre Marcela Acuña y a su padre Emerenciano Sena por femicidio de Cecilia Strzyzowski de 28 años. Dolly Fernández, la jueza que llevó adelante el caso, dijo que la condena es el resultado del hartazgo social. El Chaco amaneció un poco mejor. La impunidad perdió esa batalla.

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