Terapia de shock: de acá a marzo veremos para quién es

Adrián Simioni

Se termina el año a toda orquesta. La estrella es la doble terapia de shock puesta en marcha por el presidente Javier Milei. Nunca nadie intentó algo así. Y menos con casi todo el Congreso, todos los gobernadores, casi todos los sindicatos y toda la casta que vive de los impuestos en contra.

Para colmo, son dos terapias. Una para bajar el gasto público y, en consecuencia, la inflación. La otra, para liberar la economía, para que se pueda trabajar e invertir bajo reglas de mercado y, por ende, en forma eficiente.

Las dos buscan reducir el peso del Estado, sus burócratas y sus regulaciones sobre un mercado privado asfixiado.

Pero las dos implican fuertes sacrificios a personas que ni viven del Estado, ni son burócratas y que no están privilegiados por las regulaciones. Y que encima llegan acá ya apaleados por el desastre de las políticas económicas de los últimos años. Por ejemplo: para eliminar el déficit fiscal y bajar la inflación hay que contener el gasto en jubilaciones y multiplicar los precios de la luz, el gas y el transporte público. Y hay que hacer que la gente retenga pesos para no presionar al dólar pero, a la vez, hay que bajar la tasa de interés para la bicicleta bancaria deje multiplicar los pesos por 3,5 veces al año.

Para que la economía pueda ser más eficiente, generar más riqueza y reducir la pobreza hay que terminar con un sinfín de kioscos que hasta ahora estaban garantizados por ley. Los ejemplos sobran: las farmacias paran hoy porque Milei autorizó que cualquiera pueda vender medicamentos de venta libre (que para eso la aspirineta es de venta libre); los abogados protestan porque quieren seguir cobrando 600 mil pesos por divorcios aún cuando entre los que se divorcian no hay litigio alguno; los libreros bufan porque el DNU de Milei los pone a competir y da de baja con la ley que obligaba a que todos vendieran el mismo libro al mismo precio en todas partes; y así al infinito.

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Son muchos sacrificios, de mucha gente, que ya viene castigada. Ojalá se cruce esta vez el Rubicón y el sacrificio de los que trabajan de verdad, de los que emprenden con riesgo, de los que tienen que juntar pesos mes a mes para pagar salarios, de los que intentan hacer siempre algo más y mejor, de los que mantienen a más de 15 millones de personas con sus impuestos, no sea en vano.

La terapia de shock de Milei empieza a enfrentar su baño de realidad. Se empieza a definir si al shock lo aplicará Milei él o si las múltiples corporaciones, el establishment, los miles de kioscos que hegemonizan la agenda política del país, encontrarán la forma de poner a la sociedad argentina en su contra y aplicarle una terapia de shock a él, al propio Milei.

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