"Encare, Farías": la emotiva historia de la "Joya" de Colón

Matías Arrieta

Facundo Hernán Farías nació un 22 de agosto de 2002, en la ciudad de Santa Fe.

Su vida nunca fue fácil. El delantero que hoy aparece en los radares de Boca, River y equipos europeos, creció en un ambiente muy humilde del barrio Los Hornos.

Su madre falleció a muy temprana edad, 26 años, tras darle pelea al cáncer. Facundo tenía 10 años y recién era el primero de varios golpes que recibiría en su corta vida.

Mientras tanto, el potrero se iba haciendo carne en el futbolista que muchos comparan, por sus movimientos, a Carlos Tevez, uno de sus ídolos.

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Pablo Lavallen lo hizo debutar en Colón el 2 de noviembre de 2019 en la derrota 2 a 0 como local frente a Atlético Tucumán, ingresando en el segundo tiempo. Una semana después, el sabalero perdería la final de la Copa Sudamericana ante Independiente del Valle, con el inolvidable éxodo de 40 mil hinchas a Asunción del Paraguay.

Recién con Eduardo Domínguez con técnico y como el Pulga Rodríguez como padrino dentro de la cancha, Farias empezaría a ganar minutos y elogios. Pero para la Joya, la vida fuera del campo de juego, seguía deparando malas noticias.

El 27 de mayo de este año, su padre murió luego de contraer coronavirus, lo que agravó el cuadro de cirrosis que padecía. El propio Facundo también padeció el covid. No una, sino dos veces. Incluso, el segundo contagio fue detectado en un PCR hecho antes de la final de la Copa de la Liga Profesional. El rojinegro se consagró campeón goleando a Racing y el pibe que iba a ser titular se tuvo que conformar con ver por televisión cómo festejaban sus compañeros.

Como si fuera poco, una de sus abuelas, la que lo crió ante la prematura ausencia de su madre, también perdería la vida pocos días después. Se hizo adulto de golpe. Con apenas 19 años, pasó a ser la cabeza de su diezmada familia.

Toda la desfachatez que tiene a la hora de jugar, es inversamente proporcional a la hora de enfrentar los micrófonos. Cuando de su presente y futuro deportivo y económico se trata, ahí el que aparece para hablar, es su representante: Martín Sendoa.

Para algunos, el Ninja Sendoa habla mucho... demasiado. Que si lo quiere Boca, que si lo quiere River… Que si lo llama Román, que si preguntó por él Enzo Francescoli…. Que se queda a jugar la Libertadores con Colón, que Vignatti le paga un sueldo escaso... Todo se hace público en la boca de su representante.

Sin embargo, más allá del estilo de declarar, la relación entre Farías y Sendoa escapa a la típica relación entre un futbolista y un empresario que lo representa.

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Durante esta Liga, previo a un partido con Argentinos Juniors, el jugador que tiene una cláusula de 10 millones de dólares, se reunió con su representante en el hotel en el que habitualmente concentra Colón cuando juega de visitante en Buenos Aires. Entre lágrimas, Facundo le pidió que se transforme en su tutor legal. Pero ya no para manejar su carrera futbolística. Palabras más, palabras menos, la Joya le pidió convertirse en su nuevo papá. Una propuesta difícil de rechazar. El lunes pasado, en una escribanía de la ciudad de Santa Fe, ambos firmaron los papeles necesarios para cumplir con el deseo de Facundo.

Un viejo spot publicitario decía “Pasa en las películas, pasa en la vida”… y tranquilamente podría aplicarse a la historia de Facundo Farías. Al igual que los rivales de los potreros o los defensores más experimentados de Primera División, la vida también se encargó de darle de patadas, algunas muy fuertes. Pero como dijo el propio delantero, "cada patada me da más ganas de encarar"... Así que encare Farías, encare.