Lo mataron a balazos y puñaladas en una "cacería" en Río Cuarto

Juan Federico

Juan Pablo Orellana Manzzo (26) fue asesinado el domingo a la madrugada de cuatro tiros y varias puñaladas en medio de lo que los investigadores han definido como una "cacería" tras una disputa en medio de una fiesta privada que se desarrolló en una vivienda de barrio Cola de Pato, en la ciudad de Río Cuarto.

Ubicado entre los puentes Colgante del Bicentenario e Islas Malvinas, Cola de Pato es un asentamiento en el que la marginalidad estructural termina por convertirse en refugio de bandas de jóvenes delincuentes. Fue en este contexto en el que ocurrió el crimen de Orellana Manzzo, según se sospecha hasta ahora.

De acuerdo a la reconstrucción judicial y policial a la que tuvo acceso Cadena 3, en la noche del sábado Orellana Manzzo y dos amigos fueron hasta un domicilio de ese asentamiento, donde se iba a desarrollar una fiesta privada. Ellos fueron porque la novia de Orellana Manzzo también iba a estar ahí. No se trataba de una fiesta clandestina, con cobro de entradas y venta de bebidas, sino una reunión informal a la que se fueron sumando amigos de amigos. Fue así que la vivienda se llenó de asistentes.

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Orellana Manzzo hacía poco que había salido de la cárcel, tras purgar una condena por robo calificado. El plan para esa noche era la de divertirse y encontrarse con su novia, según contarían luego sus allegados. Pero algo sucedió en medio de la fiesta, ya en la madrugada del domingo. Por ahora, todo es incipiente. Los testigos hablan de una disputa por una cuestión que aparece aún opaca. El faltante de una billetera. La sustracción de un teléfono celular. O una repartija anterior, sobre algo inconfesable, en la que alguien se quedó con más de la cuenta. Las versiones abundan. 

Lo concreto es que la disputa se trasladó a la calle. Orellana Manzzo y sus amigos versus un grupo de muchachos a los que ya conocían de antes. Gritos, amenazas y empujones. Hasta que se escuchó un tiro y todos corrieron en diferentes direcciones. 

Orellana Manzzo y sus amigos se dividieron. Uno, herido de bala, alcanzó a subirse a una moto, en la que lo trasladaron a un hospital. Otro, con un fuerte golpe en la cabeza, también terminaría por recibir asistencia médica.

A todo esto, Orellana Manzzo comenzó a correr las ocho cuadras que lo separaban de la casa de sus padres. Pero no llegó a tiempo. El grupo con el que se había enfrentado salió en moto a darle alcance. "A cazarlo", graficó un investigador. Lo encerraron en la esquina anterior a la vivienda de su familia. Y lo sometieron. Lo apuñalaron, le dispararon en un tobillo (le generó una fractura) y lo hirieron de otro balazo en una pierna. Ya doblegado, en el suelo, lo remataron, según se presume: un balazo en la espalda y otro en la cara. Si bien alcanzó a ser internado, murió a las 6.10 del mismo domingo.

Desde entonces, la fiscalía de turno y los sabuesos de Investigaciones Criminales de Departamental Río Cuarto de la Policía no han parado en la recopilación de datos y en la búsqueda de los presuntos asesinos. Ya hay nombres y apodos en el organigrama que sigue acumulando flechas. Saben que son varios los jóvenes involucrados en esta "cacería" que acabó de la peor manera.

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