"Fallo polémico: dejará la prisión domiciliaria para ir a la cárcel a tener relaciones sexuales. Había dejado su penal de mujeres de Bouwer bajo el argumento de que tenía que cuidar a sus hijos menores de 5 años. Ahora, podría viajar unas horas a la cárcel de Cruz del Eje, donde está su novio".
El pasado 15 de abril, Cadena 3 reveló una historia insólita en los Tribunales de Córdoba. Una joven que había sido detenida un año antes, acusada de integrar una banda que realizaba estafas virtuales, y que meses después había logrado el beneficio de la prisión domiciliaria para poder cuidar a sus hijos menores de 5 años, ahora estaba a punto de realizar el camino inverso, por su propio pedido: abandonar la prisión domiciliaria durante unas horas para ingresar en una cárcel y visitar a su novio, allí encerrado.
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Pese a que el fiscal de Cibercrimen Franco Pilnik se opuso, fue la jueza de Control Anahí Hampartzounian la que la autorizó a abandonar durante unas horas la prisión domiciliaria para visitar a su novio en la cárcel de Cruz del Eje.
"En efecto, considero que asiste razón al defensor cuando argumenta que la decisión del fiscal afecta de manera grave derechos de la imputada Johana Daniela Flores", remarcó la jueza en el fallo. Y explicó: "La resolución atacada afecta el derecho de la imputada a ejercer libremente la sexualidad con quien era su pareja, al momento de resultar privada de su libertad; debiéndose restablecer el vínculo para preservar el derecho de la interna a mantener las relaciones con sus personas más próximas, reduciendo al máximo los efectos nocivos del internamiento, favoreciendo los vínculos sociales, especialmente los íntimos y afectivos, tan necesarios en la vida de toda persona".
La difusión del fallo trajo un efecto dominó: en diferentes fiscalías, mujeres en similares situaciones (con prisión domiciliaria) comenzaron a presentar recursos para ir a alguna cárcel a visitar a sus parejas, también detenidas.
No obstante, hasta ahora Flores no logró su cometido. El fiscal Pilnik apeló la decisión de la jueza Hampartzounian y todo quedó en suspenso hasta que resuelva la Cámara de Acusación.
Al enumerar sus motivos, el fiscal dejó en evidencia que existen gruesas falencias oficiales al momento de controlar las prisiones domiciliarias en Córdoba.
Primero, la acusada no tenía tobillera electrónica porque en su domicilio no cuentan con suministro eléctrico formal, sino que están "enganchados". Para otorgar una tobillera, es necesario que la vivienda tenga un electricidad oficial. Pese a que se detectó que robaban luz, no se efectuó ninguna denuncia en ese sentido.
Entonces, ¿cómo se controla que efectivamente cumpla con la prisión domiciliaria? Un agente oficial visita la casa de la mujer de manera regular, para constatar que esté allí. Si no la encuentra, informa lo sucedido y el juez que autorizó la prisión domiciliaria evalúa, entonces, si se la revoca o no.
Hace 21 días, Cadena 3 contó la historia de una mujer que le pidió a la Justicia que devolviera a la cárcel a su hija, adicta a las drogas, que estaba con prisión domiciliaria por un violento asalto. Contó que en muy poco tiempo, la joven se dio cuenta que los controladores siempre pasaban los mismos días de semana y a la mañana. Después, ya salía con total soltura de su vivienda.
Volvió a consumir, sobre todo los fines de semana, y le dijo a su madre que se ocupara de sus niños pequeños. Sólo estaba con ellos los dos días de semana a la mañana en la que la iban a controlar.
La madre, desesperada, fue a ver a un fiscal y le explicó: "Así, ella es un peligro para sí misma, para los niños y para cualquier otra persona". Y la joven regresó a la cárcel para mujeres de Bouwer.
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Ahora, volviendo al caso de Flores, el fiscal Pilnik marcó otra contradicción, central: "Si se autorizara la visita requerida por la imputada Flores, debería trasladarse a la ciudad de Cruz del Eje y desatender a sus hijos menores de edad, lo que afectaría el interés superior de los niños que en su momento fue el justificante de la concesión de la prisión domiciliaria".
Pero esto no es todo. Flores pedía trasladarse a la cárcel de Cruz del Eje, donde purga condena su supuesto novio, Walter Exequiel Cuquejo. Este hombre cumple una sentencia a prisión perpetua por el asesinato de un sereno, en la zona de La Carbonada, en la periferia sudeste de la Capital cordobesa, en medio de un asalto ocurrido en febrero de 2006. Ya en la cárcel, mientras era resocializado por el Servicio Penitenciario, Cuquejo volvió a delinquir: en 2019 lo condenaron por formar parte de una banda dedicada a las estafas penitenciarias, con celulares ingresados de manera ilegal. A la perpetua, le sumó una nueva pena.
En ese punto, en su pedido la joven remarcó que ellos habían entablado una relación meses antes de la detención de ella, y que eso se podía constatar con los registros de visitas íntimas del penal, que marcaban seis encuentros entre enero y marzo de 2021.
Lo extraño es que para ingresar en el penal de Cruz del Eje, Flores presentó un certificado de convivencia emitido por la Policía, con fecha en 2016. ¿Cómo alguien asegura que convive con un hombre detenido desde 2006?
Aquí entra otro aspecto sensible: con ese certificado, el Servicio Penitenciario la habilitó para ingresar en la cárcel de Cruz del Eje y visitar a Cuquejo, cuando aún ella no había sido detenida; pero este preso recibía, casi de manera simultánea, la visita de su pareja de siempre. O sea, Cuquejo tenía dos parejas al mismo momento y nadie del Servicio Penitenciario se dio cuenta de esta anomalía. El poliamor está prohibido para las visitas en las cárceles.
¿De qué se trataba realmente la visita de Flores a Cuquejo?, planteó ahora el fiscal Pilnik. La sospecha que sobrevuela toda esta historia apunta al contrabando de celulares al interior de las cárceles de Córdoba. El alimento central del call center tumbero.
Flores terminó detenida por integrar una de estas bandas: una organización delictiva comandada por un exnovio de ella, detenido en una cárcel, según la causa que ahora fue elevada a juicio. Ella lo visitaba en enero de 2021, justo cuando también comenzó a frecuentar a Cuquejo. Este último no figura en este expediente.
Toda esta situación, de Flores entrando y saliendo de prisiones de varones para visitar a diferentes "parejas", con certificados de convivencia y con la venia del Servicio Penitenciario hizo que el fiscal Pilnik también cuestionara y pidiera investigar el rol de los guardiacárceles en esta historia.
