Té de Lúpulo: un spa donde la cerveza es la protagonista

Por Micaela Rodríguez.

Ingresar a Té de Lúpulo, el único spa de cerveza del país, es empezar a disfrutar de otra realidad desde el primer minuto. En medio del bullicio de la gran ciudad, concretamente en el barrio porteño de Palermo, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, uno se encuentra con un espacio diseñado especialmente para olvidarse de los ruidos y el caos. 

No hay grandes vidrieras ni carteles que indiquen que llegamos a destino. Solamente un timbre. Del otro lado de la puerta, comienza una experiencia distinta a lo que ofrecen los spa tradicionales.

A la hora de elegir qué circuito disfrutar, hay opciones para todos los gustos. Desde experiencias para una sola persona con masajes utilizando malta molida y aceite de lúpulo, pasando por parejas que buscan relajarse con un circuito acuático y degustación de cervezas a la carta, y alternativas para los más extrovertidos, que optan por el circuito “Las Vegas” que incluye una falsa boda.

Puntualmente el circuito “Manhattan be cool” ofrece una experiencia en la que uno se va relajando a cada paso. Todo comienza en la recepción donde te explican que es con agua, malta, levadura y lúpulo con lo que se hace la cerveza. Este último ingrediente es el que se muele en la recepción y que luego formará parte del momento de relax. Además se disfruta de una degustación de agua miel.

Vale destacar que el lúpulo es considerado una planta medicinal. Es descongestivo, antiinflamatorio, y relajante del sistema nervioso en general, razón por la cual se vuelve un elemento de uso crucial en un spa que busca que los visitantes se relajen y se diviertan al mismo tiempo.

Posteriormente, se ingresa a una ducha multifunción para eliminar las toxinas de la primera capa de la piel. Acto seguido, uno se conecta con el olfato al elegir a ciegas una de las fragancias disponibles que luego aromatizan las piedras en el sauna.

La frutilla del postre llega cuando uno ingresa a un hidromasaje lupulado, con el lúpulo que se molió en la recepción. En medio de la espuma, la música relajante y el agua que masajea el cuerpo, llega una picada excepcional con un chopp de cerveza helada. Es el momento donde el visitante ya se olvidó de los ruidos de la gran ciudad.

Pero la experiencia no termina ahí. Hay más. Después de disfrutar las diferentes sensaciones que ofrece el hidromasaje lupulado, llega el momento de meterse a una ducha escocesa para disfrutar de los diferentes niveles e intensidades del agua.

Al finalizar, masaje de pies a ciegas. Sí, a ciegas. Se coloca un antifaz para que uno pueda disfrutar el masaje que incluye una degustación de cerveza negra con algo dulce para comer. Al cabo de dos horas, uno se siente totalmente relajado y con las energías renovadas para retomar la rutina.

Javier, uno de los propietarios de Té de Lúpulo, detalla que se trata de “una experiencia diseñada para que en dos horas se pongan en juego todos los sentidos. Que uno pueda divertirse, relajarse, tomar cerveza, hacerse masajes, escuchar buena música y meterse al agua. Es el primer y único spa de cerveza en el país”.

“No sé cómo nunca antes se vinculó el lúpulo con los masajes pero son dos elementos que se juntan y ofrecen una grata sensación en todo sentido”, finaliza el referente del lugar.

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