De Carlos Paz, al show de André Rieu: el cordobés detrás del Pequeño André

El universo de André Rieu no se construye solo sobre escenarios monumentales y orquestas multitudinarias. También nace en talleres silenciosos, lejos de Europa, donde la imaginación y el trabajo artesanal transforman una idea en emoción. Uno de esos espacios está en Playa de Oro, Carlos Paz, y tiene como protagonista a Damián Borrajo.

Borrajo es el creador de las botargas y personajes que representan al “Pequeño André”, figura central del libro infantil que André Rieu lanzó recientemente sobre su infancia. Esos muñecos hoy forman parte del show del músico neerlandés y conectan su historia personal con el público más joven.

El vínculo comenzó de manera inesperada. A través de las redes sociales, Borrajo fue contactado por Samanta Erdini, ilustradora argentina que trabaja para grandes compañías internacionales. Ella estaba desarrollando el libro infantil de Rieu y buscaba a alguien capaz de trasladar sus dibujos al mundo real. Desde Córdoba, Damián aceptó el desafío sin imaginar hasta dónde llegaría ese “sí”.

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El primer reto fue dotar al personaje de sensibilidad. No se trataba solo de reproducir un rostro, sino de lograr que el muñeco transmitiera emociones. Para eso, Borrajo combinó técnicas artesanales con tecnología: modelado en arcilla, estructuras internas, sensores y sistemas mecánicos que permiten que el personaje parpadee y exprese gestos sutiles. Hubo pruebas, errores, placas quemadas y horas de trabajo hasta alcanzar el resultado esperado.

La respuesta desde Europa fue inmediata. Pierre Rieu, hijo de André y responsable de la producción del show, quedó impactado por el nivel de detalle y la carga emotiva del personaje. El propio André Rieu envió mensajes destacando el trabajo y expresando su deseo de conocer personalmente al artesano cordobés.

Borrajo trabaja a distancia, desde su taller en Carlos Paz, para un proyecto internacional que exige precisión, tiempos estrictos y estándares altísimos. Esa misma mano que dio forma al Pequeño André también crea personajes para Disney y otras empresas globales, una doble pertenencia que habla de su nivel artístico y profesional.

El proceso creativo es minucioso: tergopol, arcilla, moldes de yeso y un cuidado especial por la sensibilidad infantil. Cada pieza es única, pensada para durar y para emocionar. No es producción en serie: es artesanía aplicada al espectáculo.

La historia de Borrajo también es personal. Criado en un entorno humilde, con una madre dedicada a las manualidades, construyó durante décadas una casa de disfraces en Córdoba y, tras la pandemia, encontró en el mercado global una nueva oportunidad. Hoy sueña con crear una escuela de escenografía y efectos especiales para formar a nuevas generaciones.

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