Julio Jeréz, padre de Máximo: "Se fueron los periodistas y se fue el patrullero"

Julio Jeréz, padre de Máximo el nene asesinado en Rosario en la madrugada de este domingo y que originó una reacción popular en Barrio Empalme Graneros dijo este martes por la mañana que no tienen conocimiento acerca de la investigación y que “todo el barrio se encuentra amenazado” en una entrevista realizada por Alberto Lotuf en Siempre Juntos en Cadena 3 Rosario.

Según cuenta no tiene conocimiento acerca de la investigación y cree que el presunto narco es el responsable del asesinato de su hijo, porque “cuando pasó eso él se reía por esta situación, se burló y amenazó a mi hermano”, dijo Julio quien recibió balas de goma en la represión policial que ocurrió en medio del caos de la pueblada.

“Él y la señora comandaban el bunker y la policía lo sabía”, dijo en medio de la entrevista y que viven en el lugar desde hace 4 o 5 años.

Según relató dijo que “si la policía no se lo llevaba lo linchaban”.

Para Julio la vida diaria del lugar “es tener miedo cuando salimos en el barrio, anoche nadie salió a la calle por miedo a las represalias” dijo y remarcó: “Toda la gente está en el barrio, pero hay un solo patrullero y con esto no hacemos nada”.

Para el padre de Máximo Jeréz el ataque estaba direccionado a los soldaditos del bunker “que estaban en la otra esquina”.

Durante las primeras horas de este martes circuló un audio que amenaza a todo el barrio, “yo lo escuché a mí no me mandaron nada”, dijo. 

"El patrullero que se veía en el noticiero anoche, apenas se fueron los periodistas, se fue. El Presidente habla pero no cumple, se olvida de lo que dice. Acá estamos en las manos de Dios, tenemos miedo de que venga una represalia para todos los vecinos, que ya no duermen de noche", contó a Cadena 3 el hombre. 

El hombre que trabaja en la cooperativa de limpieza del lugar es chaqueño y que llegó a Rosario en 1999 dijo: “Ahora hay que seguir adelante”, resignado por su realidad.

Además, dijo que “la policía sabe dónde esta los bunkers” y que con este hecho “se rompió un código en el barrio porque con la comunidad no se metían, aunque siempre amenazaban a los vecinos”.