Celulares en la escuela: ¿sí o no?

Fernando Genesir

Se ha tomado una decisión importante en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires: el gobierno porteño anunció que desde ahora los celulares no se podrán usar en las escuelas. Esta medida afecta a todos los colegios, tanto públicos como privados, en todos los niveles de la educación obligatoria. 

Esta resolución busca no prohibir, sino regular el uso de los celulares en los tres niveles de educación. En los niveles inicial y primario, no se permitirá el uso de teléfonos celulares ni en las aulas ni en los recreos. En el caso de los colegios secundarios, no habrá restricciones en los recreos, pero en las aulas solo se permitirá su uso durante actividades pedagógicas programadas por el docente.

Jorge Macri ha señalado que hay un gran problema en Buenos Aires: los chicos van a la escuela, pero no aprenden, y uno de los factores que contribuye a esto es el teléfono celular, que se ha convertido en una máquina de distracción. La ministra de Educación, Mercedes Miguel, también ha abordado esta iniciativa, enfatizando que no se trata de una prohibición, sino de una regulación que busca fomentar la autorregulación entre los estudiantes. Cada escuela deberá establecer un protocolo para regular el uso de celulares, y los supervisores escolares son los encargados de asegurar que se cumpla esta normativa.

Ya hay colegios que han implementado medidas similares, donde los alumnos dejan sus celulares en cajas fuera o dentro del aula. La diversidad de la Ciudad de Buenos Aires hace que esta medida sea más que aceptada, y se han tenido reuniones con sindicatos y supervisores que respaldan esta decisión. Es importante destacar que los protocolos que se establezcan no podrán ser más flexibles que el marco general, pero sí podrán ser más restrictivos.

La naturalización del uso del celular es un fenómeno preocupante. Es común ver a personas en una mesa, cada una absorta en su dispositivo, en lugar de disfrutar de la compañía. Lo mismo ocurre en las escuelas, donde los alumnos llevan sus celulares, no solo para comunicarse con sus padres, sino también para realizar pagos o acceder a aplicaciones. Sin embargo, es evidente que el uso del celular interfiere en el proceso educativo. Las distracciones que generan los teléfonos han sido objeto de estudio y se ha comprobado su impacto negativo en la atención y el aprendizaje.

Es cierto que el celular no es el culpable de todos los males, pero es necesario que el Estado intervenga. La implementación de esta política en las escuelas es una respuesta a un problema que no hemos podido resolver desde casa. En otros países, la prohibición del uso de celulares ha mostrado resultados positivos, con alumnos que prestan atención y disfrutan de los recreos, volviendo a actividades como jugar y socializar.

Sin embargo, también es importante reflexionar sobre el papel de los padres en este contexto. A menudo, se teme a la palabra "prohibir", pero a veces es necesario establecer límites. La escuela puede hacer lo que muchos padres no se atreven a hacer. Es fundamental que los padres apoyen esta normativa en lugar de apañar el uso excesivo del celular.