México repite un patrón en su negociación comercial con Trump: ganar tiempo

México volvió a respirar al lograr un plazo de 90 días para negociar un acuerdo general con Estados Unidos y detener, al menos de momento, un aumento de los aranceles generales, aunque se mantuvieron los existentes del 25% en algunos sectores.

Se repitió así el patrón de negociación liderado por Claudia Sheinbaum desde el inicio de la administración de Donald Trump: ganar tiempo y mantener la “cabeza fría”, como repite la mandataria.

Aunque obviamente hubo muchos entresijos de las negociaciones fuera de los focos, la relación pública entre ambas administraciones funcionó básicamente como sigue:

Primero, Trump amenaza

Las amenazas salieron generalmente de las redes sociales del mandatario estadounidense en las que acusó a México de estar controlado por los cárteles y proclamó los beneficios de los aranceles a modo de panacea para los problemas de su país. No escatimó declaraciones altisonantes: todas en mayúsculas. Aunque sus colaboradores matizaron el alcance de sus comentarios, Trump insistió en sus postulados.

La diplomacia mexicana pisa el acelerador

La maquinaria diplomática, aunque siempre activa entre dos vecinos tan íntimamente interconectados, se aceleró. La presidenta evitó responder con el tono del estadounidense. “Lo importante aquí es no confrontar”, dijo el jueves, y “buscar siempre distintas salidas al planteamiento” del estadounidense. No hizo comentarios hasta que no hubo un documento firmado por Trump.

En paralelo, las reuniones de altos funcionarios de los dos países y las visitas, sobre todo de mexicanos a Washington, se multiplicaron, trabajando en la letra pequeña de cualquier decisión mientras se negoció a muchas bandas con dos temas siempre presentes: seguridad y migración.

Los ases en la manga mexicana

Además de las ventajas que ofrece el tratado de libre comercio norteamericano a sus integrantes (México, Estados Unidos y Canadá), las prioridades de Trump pasaron por luchar contra los cárteles y el flujo de droga y evitar que lleguen migrantes a su país. Ahí es donde México tiene margen de maniobra aunque se haga tras bambalinas.

Ejemplos: el sorprendente traslado a Estados Unidos de 29 narcotraficantes de altísimo perfil en febrero o que el jueves Sheinbaum dijera que casi está a punto un acuerdo en seguridad, del que no dio detalles.

México, además, publicitó diariamente los resultados de su nueva estrategia aunque eso mostró hasta dónde llegó el poder de los cárteles. El jueves la Marina informó del desmantelamiento en un suburbio de la capital de un centro de control de comunicaciones clandestino enganchado a las cámaras de vigilancia oficiales.

En migración, se detuvo el flujo de migrantes hacia la frontera común y México aceptó repatriaciones logrando evitar las fuertes polémicas vividas en otros países, como El Salvador.

Conversación presidencial

Cuando quedaron horas para que se cumpla el plazo de cualquier amenaza estadounidense llegó la conversación presidencial. Tras ella, Sheinbaum suele esperar que sea Trump el que mueva ficha y celebre sus logros. Luego ella cuenta su parte. Suelen cruzar elogios y hablar de respeto. Aunque la mexicana critique determinadas políticas estadounidenses evita calificativos directos contra Trump.

¿Es un éxito actuar así?

Depende de cómo se mire. Trump impuso un “nuevo orden mundial”, como dijo Sheinbaum el jueves, ante el que el gobierno insistió en que a México le va mejor que a otros países.

Ganar tiempo en cualquier nueva imposición de aranceles resultó positivo aunque sectores como el automotriz, el acero, el aluminio o el cobre se resintieron por las medidas ya vigentes.

Además, los analistas recordaron que “se prolonga la agonía y la incertidumbre”, en palabras de Alfredo Coutiño, de la calificadora Moody’s. Y eso se nota principalmente en la frontera donde líderes empresariales, como Thor Salayandía desde Ciudad Juárez, lamentaron que estos vaivenes se hayan traducido en miles de despidos en fábricas fronterizas en los últimos meses.

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Las periodistas de AP Fabiola Sánchez y Megan Janetsky colaboraron con esta nota.

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