Kraisman: los que pierden la elección seguirán pagando votos de los que ganan

1. Audio. Kraisman: los que pierden la elección seguirán pagando los votos de los que ganan

   Siempre Juntos

   Episodios

Por Adrián Simioni

La liberación bajo fianza de Guillermo Kraisman destapa una cloaca de corrupción. Kraisman, un operador político sin cargo formal, tenía el poder de influir en la legisladora Nadia Fernández para contratar en la Legislatura a las personas que él indicaba. Este caso, que lleva adelante el fiscal anticorrupción Franco Mondino, no es un simple delito entre particulares, como pretende presentarlo. Es un esquema de desvío de fondos públicos que atenta contra la democracia misma.

El abogado defensor de Kraisman, Diego Casado, soltó una bomba en su entrevista con Miguel Clariá: afirmó que los compañeros partidarios de Kraisman en la Legislatura "le deben cinco pañales" por su silencio. Es decir, Kraisman guarda secretos que podrían hundir a otros. Este pacto mafioso de silencio, admitido por el propio abogado, implica que lo que se hizo fue grave y que muchos lo sabían.

Más alucinante aún es que Casado acuse al fiscal Mondino de "tomarle el pelo" a la ciudadanía al sugerir que Fernández y otros en la Legislatura no estaban al tanto de las maniobras de Kraisman. Si hay silencio, es porque hay delito. Y si todos lo sabían, la complicidad es evidente.

Nadia Fernández, en una entrevista con El Doce, había admitido que era "práctica habitual" que punteros políticos sugirieran nombres para empleos en la Legislatura, sin controles ni preguntas. Chats entre Fernández y Kraisman muestran cómo ella contrataba a personas desconocidas, sin saber qué harían ni si siquiera aparecerían. Esto no es un error administrativo; es un mecanismo deliberado para desviar dinero público. ¿Para qué? Para financiar aparatos electorales: pagar remises, comprar votos, contratar punteros. Es un robo descarado de los impuestos, usado para torcer la competencia democrática.

/Inicio Código Embebido/

/Fin Código Embebido/

Lo más grave es la actitud del fuero anticorrupción. Mondino trata este caso como si Kraisman hubiera intentado estafar al Banco de Córdoba, un delito común, y no como un esquema de corrupción que involucra a la Legislatura y el manejo de fondos públicos. Al hacerlo, ignora el núcleo de su propia función: investigar y castigar el desvío de dinero público. Peor aún, parece proteger a Fernández al presentarla como una víctima engañada, cuando ella misma admitió que estas prácticas eran rutina. Esto no debería tramitarse en el fuero anticorrupción, sino en la justicia penal ordinaria, si realmente fuera un delito entre privados. Pero no lo es. Es un ataque al erario público.

Y luego está la fianza: ¿Cómo alguien como Kraisman, que según rumores robaba bondiolas en el súper, paga 20 millones de pesos? La pregunta flota en el aire, sin respuesta. Mientras tanto, el fuero anticorrupción de Córdoba, creado para combatir la corrupción compleja, actúa como los tres monitos: ciego, sordo y mudo. Mondino no ve el desvío de fondos, no escucha las confesiones implícitas de Casado, no habla del trasfondo político de este escándalo.

Este caso no es solo sobre Kraisman o Fernández. Es sobre un sistema que permite que el dinero público financie aparatos electorales, que el oficialismo use nuestros impuestos para perpetuarse en el poder. Y mientras tanto, el fiscal anticorrupción mira para otro lado.

¿Quién controla al fiscal? El Tribunal Superior de Justicia, cuando detecta esto, tiene que denunciarlo al fiscal. Igual que el fiscal general de la provincia, que es Juan Manuel Delgado. Cuando sucede esto, están obligados a denunciar a un fiscal, a cualquier fiscal. ¿Alguien lo va a denunciar? ¿O también van a ser los tres monitos? Sordos, ciegos y mudos.

/Inicio Código Embebido/

/Fin Código Embebido/

-

Temas