Historia se escribe con “T”

Gabriel Rodríguez

La clasificación de Talleres a octavos de final sirve de disparador para preguntar: ¿es más importante este hecho o haber obtenido la Copa Conmebol de 1999 o no hay comparación?

Hace 13 años, allá por 2009, Talleres comenzaba a hundirse futbolísticamente cayendo al Torneo Argentino “A” revolcándose literalmente en la lona porque sólo quedaba la esperanza como la de una bandera que en la tribuna rezaba “Ya vendrán tiempos mejores” y hoy, más que nunca parafraseando al proverbio chino “Más vale encender una vela que maldecir la oscuridad”.

El fútbol es una máquina de generar sentimientos y emociones encontradas, como la euforia o la desesperación, la alegría o la tristeza. Si sabrá el hincha de Talleres de encender velas para lograr llevar algo de luz y positivismo a una situación; en vez de maldecir la oscuridad con la que iba a quedar atrapado, absorbido, sin paz.

Si Historia se escribe con “T” es porque Talleres la va escribiendo al andar. Y nosotros, que acompañamos periodísticamente al equipo a todos lados somos testigos de ello. Nos hemos pasado la vida mediática hablando de descensos, fracasos, ascensos, reválidas, promociones y es muy gratificante poder comentar de otras cosas porque un día de mayo de 2022 un equipo de Córdoba clasificó por primera vez a octavos de final de Copa Libertadores.

Como será de histórico que no sólo Córdoba está involucrada. De los equipos afiliados a través de las ligas, Talleres es el tercer afiliado indirecto a la AFA en jugar octavos de final, después de Godoy Cruz dos veces y del campañón de Atlético Tucumán, de la mano del Ruso Zielinski, quien puso al Decano en cuartos de final en 2018.

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Sin entrar en polémica… o sí, un poquito, establecemos un parámetro: ¿esta clasificación a una nueva fase del torneo de clubes más importante del continente es comparable a la obtención de la Copa Conmebol de 1999? ¿Qué opina Julián Edgardo Maidana, autor del gol que le dio a Talleres el único título internacional para el fútbol cordobés?

La Conmebol fue eliminada posteriormente a la consagración de la “T” y siempre es un motivo de orgullo para el mundo de barrio Jardín, que también disfrutó de las mieles de la Copa Mercusur en 2001 y de la Copa Libertadores 2002, prácticamente con la base del equipo que dio la vuelta olímpica en el entonces Chateau Carreras.

A Néstor Bonillo, el histórico preparador físico del Flaco Gareca durante la Conmebol ’99 y actualmente en la selección de Perú, no le gusta comparar porque entiende que cada logro es importante en sí mismo dependiendo de los momentos en cada situación que por supuesto, no es igual porque remarca que hoy ostenta una estructura de club de la que antes carecía.

Talleres fue el primero de Córdoba en jugar en Brasil, se codeó con San Pablo no una vez sino cuatro y nunca perdió, visitó el Maracaná ante un fuertísimo Flamengo y le hizo partido allá y acá, fue al Centenario y le hizo tres a Peñarol en una fantástica noche de Pablo Cuba, pisó el Azteca para enfrentar al poderoso América de México, enfrentó a River en Libertadores y salió airoso, hizo una gran Sudamericana y está escribiendo de puño y letra su derrotero en la actual Libertadores.

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Pero no se compara este hecho con la obtención de la Conmebol, como lo refleja Cristian Pino quien asimismo asevera que aquella fue una copa de menor jerarquía.

El fútbol no da soluciones a los problemas diarios de la gente, pero sí alegrías por las victorias o los títulos; actúa como válvula de escape, como vía para descargar tensiones porque es una máquina de generar sentimientos. Ayuda a desconectar, invita a las personas a soñar con algo para que eso les ayude a escapar un poco y genera nuevas ilusiones, como la que genera esta clasificación. ¿Quién lo hubiera pensado cuando se sorteó la fase de grupos? Y más con el pésimo andar en la Copa de la Liga, en donde Fassi cambió el timón a tiempo y le dio las llaves al portugués Pedro Caixinha.

Si bien el europeo está en deuda en el fútbol argentino, cambió el chip para jugar la Libertadores, lo que lo transforma en una grata sorpresa disipando algunas dudas, las que deberá sacar del todo en el próximo semestre.

En el plano local, después de salir tercero en 2021 y ser finalista de la Copa Argentina, quedó la sensación de que Talleres perdió por momentos dignidad, amor propio, respeto, jerarquía y quedó claro que jugó en este 2022 según lo que lo motivaba, el rival o la competencia. Por Libertadores y ante los grandes se notó muchísima actitud pese a que Caixinha remarcó en más de una oportunidad que había que dar otra cara en la competencia nacional.

Diego Héctor Garay fue otro de los distintos en la historia del club. Habla de disfrutar lo que pasa porque a Talleres lo hace grande su gente y que a la hora de comparar este hecho con lo del ’99 es literalmente odioso.

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El mundo Talleres ya imagina el sorteo del viernes 27 de mayo. ¿Contra quién? No importa. El fútbol es parte de la vida. A veces se gana, otras no y en gran parte se empata o se equilibra. No hay duda alguna que el mayor logro de su historia es el legado que dejó Amadeo Nuccetelli, forjador del mejor Talleres de todos los tiempos.

Talleres está en Primera, campeón del Nacional B, subcampeón del Torneo Nacional y de la Copa Argentina, es el único campeón internacional de la Provincia y el primer cordobés en jugar octavos de final del segundo torneo más importante del mundo a nivel club. ¿La Libertadores es más trascendente que la Conmebol? Seguro. ¿Este pase es más grande que el título logrado en 1999? ¿Qué opinan ustedes?

Talleres fue a Lima por un sueño, Guido Herrera se vistió de “súper Mario Cuenca” y como en aquel gol de penal a Olimpo en Bahía Blanca, con su desempeño lo logró. Su gente, sus jugadores, sus hinchas tienen derecho a sentirse felices porque los sueños, sueños son pero a veces se hacen realidad.