Una escuela que lucha para romper el mito de que la discapacidad es "contagiosa"

Flavia Irós

La Escuela de Educación Especial de Santiago Atitlán, en la ciudad de ese mismo nombre en Guatemala, atiende a las necesidades educativas especiales para personas con y sin discapacidad, brindándoles educación de manera personalizada, con un enfoque de derechos humanos, trabajando el nuevo paradigma de discapacidad, en donde cada uno puede potencializar sus habilidades y destrezas necesarias para la vida.

Pedro Sisay, director de la Escuela de Educación Especial de Santiago Atitlán, definió a la escuelita como "un lugar mágico, precioso", donde hay "personas auténticas y únicas que se muestran al mundo como son realmente, sin titubear y sin esperar nada a cambio". 

"Ellos demuestran su originalidad ante cualquier persona que venga, ya sea conocido y extraño", remarca.

Sin embargo, Pedro explicó a Diversidad que en su comunidad la percepción sobre la discapacidad sigue siendo un tema complejo y cargado de prejuicios. "Hay un buen porcentaje de personas que todavía creen que la discapacidad es contagiosa, que es por un mal hecho, por hechicería, por pecado o algo que ha pasado en lo divino y por eso prefieren no acercarse y estar lejos", señala. 

En este sentido, destaca que "no estamos preparados como sociedad para vivir la discapacidad" y que es necesario que las personas con discapacidad asuman un papel activo en su inclusión.

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Cómo es la Educación Especial en Santiago Atitlán

Sobre cómo se aborda la educación, indicó que aunque hay una ley de educación inclusiva muchas veces no se logra aplicar de manera plena por la falta de capacitación de los docentes o de los funcionarios públicos en cuanto al tema, y la escasez de herramientas para un abordaje de calidad en el aula.

"No todos están listos y preparados para atender a esta población", lamenta y asegura que en muchos casos, el niño con discapacidad se queda "atrasado". 

El camino se dificulta aún más por la victimización que existe: "La victimización de los niños o de las personas con discapacidad es algo real que se vive todos los días aquí".

Al respecto, Pedro recordó que cuando comenzó su formación como director, un superior le dijo que sus estudiantes eran "fantasmas del sistema" y consideró que si los superiores y profesionales aún entienden así la discapacidad, es muy difícil avanzar. 

"Existen muchas personas que por muy profesional que sean, no han logrado entender qué es tener una discapacidad", opinó.

Cómo trabaja la escuela

La escuela cuenta con varios programas de apoyo y para eso recibe a estudiantes con y sin discapacidad con el fin de erradicar la segregación y así fomentar una real convivencia e integración.

Promueve una estimulación temprana recibiendo a estudiantes de 4 a 6 años, usando la metodología activa, como también el método Montessori. 

La escuela también es considerada como Centro de Recurso y cuenta con los materiales necesarios para atender a los estudiantes con necesidades educativas especiales con y sin discapacidad.

Además realiza una formación vocacional a través de talleres productivos como panadería, repostería y también clases de pintura. Al mismo tiempo se desarrollan proyectos de inserción laboral, buscando trabajo a los estudiantes egresados de la escuela.

Finalmente se enfoca en la concientización a través de talleres, charlas y videos de sensibilización dirigido a los diferentes sectores de la población, especialmente con la comunidad educativa, estudiantes y maestros.