El affaire Puerto Rico, una jugada que podría costarle cara a Trump

Marcos Calligaris

El pasado fin de semana, en un evento de la campaña de Donald Trump en Nueva York, el comediante Tony Hinchcliffe encendió una polémica al referirse a Puerto Rico como una "isla flotante de basura".

Aunque las palabras de Hinchcliffe fueron interpretadas por algunos como una broma, la comunidad puertorriqueña reaccionó con indignación ante lo que percibieron como un ataque racista en un espacio que, lejos de ser cómico, supone la plataforma de un candidato que influye en las políticas que afectan directamente a las minorías en Estados Unidos. El escándalo tuvo repercusiones inmediatas en el ambiente político, en un momento en que el voto puertorriqueño es crucial en estados como Pensilvania y Florida.

Con el fin de controlar el daño, el equipo de Trump emitió una declaración en la que tomaba distancia del comentario de Hinchcliffe. Sin embargo, la reacción fue insuficiente para los afectados, quienes consideraron que la campaña no se responsabilizó de un acto que ocurrió bajo su propia plataforma.

La reacción del presidente Joe Biden, quien llamó "basura" a los seguidores de Trump en respuesta al incidente, también levantó críticas. En este contexto, Kamala Harris ha intervenido en su propia campaña con promesas de apoyo a Puerto Rico, apuntando a la diáspora puertorriqueña como parte de sus votantes potenciales.

/Inicio Código Embebido/

/Fin Código Embebido/

Roberto Álvarez, médico puertorriqueño residente en East Harlem, conocido barrio latino de Nueva York, fue uno de los muchos que manifestaron su descontento. "La respuesta ha sido bastante unida en términos de denunciar las declaraciones del comediante en el evento", señaló Álvarez a Cadena 3. "Aunque se entiende que sea un chiste, para el que lo hizo, no era el foro para hacer eso, porque es un lugar donde se toman decisiones de política pública que afectan a muchas personas", agregó.

Además de expresar su malestar, Álvarez habló del posible impacto electoral que este incidente podría tener entre los puertorriqueños en Nueva York y otros estados: "Por ejemplo, yo no me considero 100% alineado a alguno de los partidos, y en mi caso, fortaleció votarle en contra (a Trump), votar por Kamala”. Según el médico, esta fue la gota que colmó el vaso para quienes se encontraban indecisos entre apoyar a Trump o a los demócratas. "Este tipo de comentarios y la falta de liderazgo que mostró el partido al no tomar responsabilidad solo reafirma la necesidad de votar por los demócratas", sentenció Álvarez.

Para Roberto y otros miembros de la diáspora, la postura de distanciamiento de Trump y su equipo refleja una indiferencia hacia las preocupaciones de la comunidad puertorriqueña. "No es solo que hayan dicho el chiste, sino también la respuesta del partido y del candidato, quienes no asumieron responsabilidad por lo ocurrido y básicamente se distanciaron del comediante. Es la respuesta que se puede esperar de él", dijo Álvarez. “No considero que él haya mostrado buen liderazgo".

La reacción general entre los puertorriqueños en Estados Unidos parece mostrar una movilización que va más allá del simple rechazo al comentario de Hinchcliffe. A pocas horas de las elecciones, la campaña de Kamala Harris ha aprovechado el incidente para remarcar su compromiso con la comunidad puertorriqueña, haciendo hincapié en sus propuestas para fortalecer la economía de la isla y mejorar sus infraestructuras. En un país donde 5,6 millones de puertorriqueños residen, y donde la población hispana representa un pilar electoral cada vez más importante, el incidente podría inclinar la balanza en estados estratégicos.

El affaire Puerto Rico podría costarle caro a Trump si la decisión en estados clave depende del voto latino. "Este tipo de situaciones hace que uno vea con más claridad en quiénes realmente están del lado de nuestra gente", concluyó Álvarez.

Informe de Marcos Calligaris, enviado especial.