El 70% de los argentinos restringió el consumo de asado

Federico Albarenque

Compartir un asado los fines de semana, una de las principales costumbres de los argentinos, se convirtió en algo suntuario en medio de la pérdida de poder adquisitivo.

Un estudio de la consultora Moller indica que el 65% de los consultados tuvo que ajustar sus consumos cotidianos en medio de la crisis. Entre las restricciones, el asado se destaca como uno de los primeros en caer. Según la Cámara de Frigoríficos, el consumo de carne ha caído un 11.3% en lo que va del año, lo cual es significativo, considerando que los cortes más económicos son los que se priorizan en la semana, como la carne molida y la carne para milanesas.

El 71% de los consultados ha dejado de hacer asados en familia y el 61% ha suspendido salidas en pareja o en familia. Además, el 58% ha cancelado salidas para tomar café o helado, y el 56% ha dejado de comprar golosinas. Estos datos reflejan una fuerte restricción en el consumo, con el 48% de los encuestados utilizando sus ahorros para afrontar gastos cotidianos y el 52% contrayendo deudas.

El consumo de carne vacuna per cápita promedio en los primeros nueve meses del año se sitúa en 47 kilos, lo que representa un 12% menos que el año anterior. Esto equivale a 6.5 kilos menos por habitante. Aunque se observa una disminución en el consumo de carne, no es tan drástica como la percepción de que se ha dejado de comer asado. La realidad es que, en lugar de asados, muchas familias optan por otras comidas más económicas.

A pesar de que la carne no ha aumentado tanto como podría esperarse, se anticipa un incremento de entre el 15% y el 20% en noviembre debido a la estacionalidad de las fiestas de fin de año. En Córdoba, los precios de la carne varían considerablemente, desde 7.000 hasta 11.000 pesos por kilo, dependiendo de la calidad.

El panorama en las carnicerías también refleja cambios en los hábitos de consumo. Muchos optan por consumir más pollo y cerdo en lugar de carne vacuna. Este cambio se debe, en gran parte, a la diferencia de precios. Argentina sigue teniendo un alto consumo de carne, superando los 100 kilos por habitante al año, pero el consumo de carne vacuna ha disminuido en favor de otras alternativas más accesibles.

Las estadísticas de consumo de tarjetas también muestran un crecimiento en rubros como entretenimiento y restaurantes, lo que podría indicar una leve mejoría en la situación económica. Sin embargo, la realidad general sigue siendo de consumo restringido y deudas acumuladas.

En resumen, el asado, que tradicionalmente ha sido un símbolo de reunión familiar, se ve desplazado por otras comidas más económicas. La situación económica actual obliga a las familias a replantear sus hábitos de consumo, buscando alternativas que se ajusten a un presupuesto cada vez más limitado.