Francisco y los ponchos de Córdoba: una historia de cartas, humildad y tradición

1. Audio. La peculiar historia detrás de la foto de Francisco con el poncho de Jesús María

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En el corazón de la fe y la cultura cordobesa, una emotiva historia conecta al Papa Francisco con los festivales más emblemáticos de la provincia: el Festival Nacional de Doma y Folklore de Jesús María y el Festival Nacional de Folklore de Cosquín. 

A través de ponchos entregados en persona, cartas enviadas desde el interior argentino y encuentros marcados por la humildad, el Sumo Pontífice recibió símbolos de la tradición cordobesa, tejiendo un vínculo especial con estas tierras. 

El poncho de Cosquín: Una carta que cruzó fronteras

La historia comienza en Cosquín, cuna del folklore argentino, donde el entonces cura párroco Roberto “Chubi” Álvarez, hoy obispo de Rawson, Chubut, tuvo un encuentro inolvidable con el Papa Francisco. Todo empezó con una carta enviada antes del cónclave de 2013, cuando Jorge Bergoglio fue elegido Papa. En ella, Álvarez incluyó una oración que utilizaba la expresión “pastor con olor a oveja”, tan característica del futuro Pontífice. “Me contestó diciendo: ‘Está muy linda, me la llevo para rezar’”, recordó a Cadena 3 Álvarez. Esa misiva marcó el inicio de una relación epistolar que se consolidó con el tiempo.

En 2014, Álvarez llevó a Roma el poncho del Festival de Cosquín, un símbolo de la identidad cultural de la región. “Le dejé una carta con todo lo que soñaba para la Iglesia”, cuenta el obispo, quien nunca imaginó que recibiría una respuesta escrita de puño y letra por el Papa. Pero la anécdota más sorprendente llegó a fines de 2014, tras un conflicto policial en Córdoba. 

Álvarez escribió al Papa sugiriéndole un mensaje para el Festival de Cosquín, que él abría cada año como párroco. Para su asombro, Francisco lo llamó por teléfono. “Me dice: ‘Recibí tu carta, tengo miedo de llegar tarde al festival, escribí algo pero querría que vos lo escuches’”, relató Álvarez. Cuando el cura, atónito, le respondió que él, como Santo Padre, no necesitaba su aprobación, Francisco insistió con una humildad desconcertante: “Vos sos el párroco y sabés más de tu gente que yo”.

Este gesto, que pinta de cuerpo entero la sencillez del Papa, selló la entrega del poncho de Cosquín, un símbolo que Francisco recibió con el mismo cariño con que respondió cada carta.

El poncho de Jesús María: Una casualidad providencial

Por otro lado, el Festival de Doma y Folklore de Jesús María también logró llegar al Papa, pero a través de una serie de coincidencias que parecen sacadas de un guion. 

En 2016, Nicolás Tottis, entonces presidente del festival, viajó a Buenos Aires para representar a Jesús María en la Feria Internacional de Turismo (FIT). En el vuelo de regreso, compartió asiento con Guillermo Karcher, secretario del Papa Francisco, quien había llegado a Córdoba para recoger cartas enviadas al Vaticano con motivo de la beatificación del Cura Brochero.

Sin saber inicialmente quién era, Tottis ayudó a Karcher con sus maletas bajo la lluvia. “Me dice: ‘Vos sos un enviado del señor’”, cuenta Tottis, riendo. En un segundo encuentro fortuito, mientras buscaban un taxi, Karcher reveló su rol y mencionó que llevaba consigo las cartas para Francisco. Ese contacto inicial abrió una puerta inesperada. Meses después, en un viaje a Europa, Tottis escribió a Karcher por Facebook desde una parrilla en Jesús María, a las tres de la madrugada. A las ocho de la mañana, hora de Roma, recibió una respuesta: Karcher estaba desayunando con el Papa y le pidió que le enviara un correo con los detalles.

El resultado fue una visita exclusiva al Vaticano, donde Tottis, junto a un grupo de amigos, entregó el poncho del Festival de Jesús María al Papa. “Le conté de Jesús María, y él me dijo: ‘Ah, están los jesuitas’”, recuerda Tottis, emocionado. Francisco, plenamente consciente de la relevancia cultural del festival, recibió el poncho con una calidez que marcó a Tottis para siempre. “A ocho años de eso, todavía me sigo emocionando”, confesó.

Una carta como puente entre festivales

Lo que une estas historias es, curiosamente, el poder de las cartas. Una misiva escrita desde Cosquín y otra oportunidad surgida de un encuentro casual con un portador de cartas para el Papa permitieron que los ponchos de los dos festivales más representativos de Córdoba llegaran a Francisco. 

Estos gestos, cargados de simbolismo, reflejan no solo la riqueza cultural de la provincia, sino también la capacidad del Papa para conectar con las personas a través de la humildad y la cercanía.

Informe de Alejandro Bustos

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