Un Milei recargado corre el riesgo de perder una oportunidad y cometer errores
28/04/2025 | 07:27Redacción Cadena 3 Rosario
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Radioinforme 3 Rosario
La realidad es que tuvimos una semana complicada. Se pararon todas las actividades para hacer el viaje cuando el Vaticano lo determinara. El Vaticano decidió que debíamos estar el sábado, y el presidente estuvo en el funeral en un lugar de privilegio, pero efectivamente ausente el viernes. Milei recargado y el riesgo de perder oportunidades de cometer errores no forzados es una preocupación constante.
Si el presidente tiene razón en su postura, ¿para qué agredir? Se debe explicar y contar lo que pasa, y llamar a la reflexión. Es importante ser más rigurosos en la búsqueda de información y dejar que la opinión pública decida. Pero, ¿para qué exponer al presidente de esta forma tan agresiva? Esto surge de una estrategia comunicacional o es el presidente hablando sin filtros. Si es lo segundo, estamos en un problema, ya que el presidente debe cuidar la palabra presidencial y evitar el desgaste.
Si es una estrategia comunicacional, también estamos en un problema. Utilizar los recursos de la presidencia para generar un entorno de concordia es lo que necesita Argentina para salir adelante. Sin las leyes más importantes incluidas en el acuerdo con el fondo, las reformas estructurales son imprescindibles. Sin ese acuerdo, es imposible resolver los problemas de fondo.
Ya vimos a un presidente impactado por las buenas cifras de su primer año de gestión cometer errores no forzados y perder centralidad en su gestión. Ahora tiene una nueva oportunidad y se le despeja el panorama financiero. Sin embargo, lo más importante son los instrumentos que necesita Argentina para reformarse estructuralmente.
La estrategia comunicacional o el presidente sin filtro constituyen el principal problema. Es imposible lograr acuerdos con la retórica incendiaria que utiliza permanentemente. Hoy Argentina es uno de los países más caros del mundo. La carga tributaria absurda afecta la competitividad y requiere una reforma profunda con apoyo parlamentario.
En la mejor hipótesis de este año, un oficialismo arriba del 40% no logra el número necesario en el Congreso para aprobar estas leyes. ¿Puede Argentina esperar hasta el 2026 para hacer estas reformas? Hay que aprovechar el contexto electoral para plantear estos debates y buscar consensos.
La pregunta de los inversores no es si el gobierno avanzará en la reforma, sino si será sustentable en el mediano y largo plazo. La clave es que el presidente corra un riesgo enorme. En vez de aprovechar la circunstancia actual, entra en una dinámica electoralista que corre el riesgo de desgastar su figura nuevamente.
Es necesario preguntarnos qué necesita Argentina: un presidente que agrede o uno que se convierte en estadista y busca consensos. La oportunidad está ahí, pero debe priorizar las reformas estructurales sobre ganar elecciones. Las elecciones se ganan o se pierden, pero las reformas quedan. No se puede romper los canales de diálogo y concordia que el país necesita.
Aprendamos de la historia. No repitamos el mismo error de la década menemista. Un plan a largo plazo es inteligente, pero una gestión mala puede llevar a perder oportunidades históricas.
