¿Quién miente? ¿El Indec o Massa-Rubinstein?

Por Adrián Simioni

Gabriel Rubinstein es el viceministro de Economía. Ortodoxo y liberal, excrítico mordaz de Cristina Fernández, le pidió perdón a la vice cuando Sergio Massa lo nombró en el ministerio. Es una persona valorada por sus colegas.

Luego de que hace un mes se conociera la estratosférica inflación del 12,4% de agosto, Rubinstein pronosticó que en septiembre los precios se desacelerarían. Pero no pasó. En septiembre, dato conocido ayer, fue peor: 12,7%, como todo el mundo sabe.

Para ir demostrando que la inflación iba a ir cediendo decidió publicar una medición semanal de precios que no hace el Indec sino el Ministerio de Economía. Es decir, él mismo, de acuerdo con su jefe, Massa, que necesita mostrar un número distinto al del Indec para su carrera presidencial.

Bueno: el sistema de Rubinstein es un desastre. En cinco semanas de agosto la inflación promedio semanal que midió Rubinstein fue 3,4%, y en ese mes de agosto el Indec midió un 12,4%. En septiembre, Rubinstein fue al súper y midió una inflación semanal promedio de 1,8%, casi la mitad de lo que había registrado en agosto. O sea que el Indec también debería haber medido en septiembre una inflación al menos bastante más baja que la de agosto. Pero no fue así. Fue más alta: 12,7%.

Hay dos alternativas. Una es que uno de los dos –Rubinstein o el Indec- estén haciendo muy pero muy mal su trabajo. Uno de los dos es un inútil, un inepto. La otra alternativa es que Rubinstein esté manipulando las cifras, falseando directamente datos oficiales para beneficiar la carrera presidencial.

Es tan obvia la intención manipulatoria que Rubinstein, que había anunciado que esta inflación semanal se publicaría cada viernes ayer jueves cambió de idea. La publicó ayer, justo cuando el Indec daba el dato oficial. Como para contrarrestar, vió?

Insistimos: o es ineptitud o es mentira para desequilibrar la transparencia en la competencia democrática y favorecer con recursos discursivos del Estado al candidato que maneja al propio Estado. Hace falta urgente un fiscal con vocación de Justicia por ahí.

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