Dos fotos valen más que mil palabras

Adrián Simioni

Terminamos la semana con dos fotos que han dominado la escena. De algún modo, cuentan la misma historia. La de la impostura de Alberto Fernández.

Una de las fotos es la que publicó el Partido Justicialista en las redes para celebrar los dos años del triunfo del kirchnerismo en las Paso de 2019.

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No se sabe si fue a propósito, pero lo cierto es que los albertistas que tienen la clave del Instagram del PJ pusieron en la foto a Alberto y a todos los protagonistas de aquella elección... menos a la dueña del circo, ¡a Cristina! "Che, se olvidaron de alguien", ironizó La Cámpora a través de Twitter. De inmediato el albertismo partidario sintió el coscorrón y corrió a publicar un video tributo a Cristina, la estratega electoral y dueña de los votos.

La otra foto es la más escandalosa. Es la que muestra la festichola que se hizo en Olivos en plena cuarentena para festejar el cumpleaños de Fabiola mientras el presidente trataba de estúpidos a los que se atrevían a tomar sol en una plaza.

De algún modo, las dos fotos muestran un rasgo central de Alberto Fernández. Su carácter impostor. En la primera foto, el Presidente celebra votos que no eran de él. Alberto le debe a cada santo una vela. En primer lugar a Cristina, a la que lapidó y condenó durante años para después transformarse en su caniche toy, en otra exhibición de impostura. También le debe votos a Sergio Massa, a los gobernadores a los que les prometió gobernar juntos, a los sindicatos, a los piqueteros... Lista interminable. Esa deuda es la marca de su gobierno. Que lo tiene siempre con el jesús en la boca.

El cristinismo le pone el ministro de Defensa y le impide acordar a tiempo con el FMI, los propios piqueteros oficialistas le sitian la oficina al nuevo ministro de Desarrollo Social, la CGT lo obliga a avalar el absurdo de que las industrias deban seguir pagando salarios a quienes no se vacunan para no tener que volver a trabajar. El clan Moyano renuncia a una banca de Diputados criticando los niveles de pobreza y precariedad laboral.

En la otra foto también está el Alberto impostor. El que mintió a medias diciendo que esas reuniones no habían existido , el que tuvo el reflejo de mandar a decir que la primera foto era trucada hasta que apareció la segunda, el profesor de derecho penal que se saca una foto cometiendo delitos que él mismo estableció por decreto. El mismo que ahora tiene que ver cómo salir de esta nueva impostura.