Un llamado a la concordia

Fernando Genesir

-Nos enteramos de otro lamentable hecho de violencia urbana .Dos papás que discutieron por un lugar para estacionar cerca del colegio donde habían ido a buscar a sus hijos,después uno de ellos, que fue hasta la casa del otro, le disparó y lo hirió.

La verdad es que asusta Es, como si estuviéramos viendo en la realidad otro episodio de aquella película “Relatos salvajes”Pero ,como siempre, la realidad supera la ficción. En aquella película de Damian Szifron interpretada por Darín y Grandinetti,entre otros, pudimos ver cómo a lo largo de los seis episodios los personajes pierden el control .

-En esa delgada línea que separa la civilización de la barbarie. Parece que también perdimos la concordia .Me tocó presenciar una situación compleja.Eran las cinco y media de la tarde aproximadamente, yo estaba corriendo por la plaza de Argüello y al cruzar la Ricardo Rojas para seguir mi rutina paralelo a la ciclovía me topé con una gran playa de estacionamiento montada sobre un gran espacio verde.

-O sea, ahí no hay una playa de estacionamiento. La convierten en eso .Bueno, papás y mamás que van a buscar a sus hijos o a sus hijas al colegio que está al frente en la esquina de Ricardo Rojas y Francisco Vidal ingresan con sus autos a ese espacio verde y lo dejan estacionado .

-Había chicos jugando a la pelota, gente circulando por la ciclovía, algunos corriendo como yo, otros tomando mate, más aún ,hay juegos infantiles. Toda una invitación para que los más pequeños tengan un lugar de recreación al aire libre. Pero de repente entran los automovilistas y deciden que ese espacio verde se convierta en una plaza de estacionamiento. Es un peligro.

-Y por supuesto, el espacio verde ya no es más verde de tanto que suben los autos y lo convierten en cualquier cosa. Yo dejé de correr porque la verdad me pareció un peligro. De repente, vi un inspector municipal en la esquina. Me dijo que sí, que esos autos estaban en infracción. Le pedí que hiciera algo, pero me respondió que no podía.

-No conforme con eso , tomé mi teléfono, llamé a una autoridad municipal para ponerlo al tanto. En definitiva, para que el Estado ponga un poco de orden frente a ese caos en la puerta de un colegio

-Cada uno hace lo que quiere y estaciona donde se le da la gana. Y al final me crucé hasta el colegio y pedí hablar con una autoridad. Muy amablemente. Una directiva me atendió. Le dije que no tenía la culpa por los infractores, pero sugerí que desde el colegio hablarán con los alumnos y con los padres y madres para llamarlos a la reflexión.

-Bueno, contradicciones de nosotros, los adultos. Queremos buena educación para nuestros hijos, pero nosotros mismos tenemos conductas poco educadas y no predicamos con el ejemplo. Después seguí corriendo y pensando si el colegio tiene que llamar a la reflexión y el Estado tiene que poner orden o inspectores porque nosotros, los ciudadanos, no estamos haciendo las cosas bien.

-Por eso quiero hacer un llamado a la concordia, si no partimos de acuerdos básicos que todos respetemos. No va a haber estado que alcance Sin acuerdo básico. Es muy difícil la vida en común y no podemos estar todos los días refundando la vida en común.