La pequeña localidad de Calchín se paraliza cada vez que juega “La Banda”. El pitazo inicial del árbitro transforma, por 90 minutos, cualquier horario en una tradicional siesta pueblerina: en las calles no hay casi nadie.
Y no es que todo el pueblo sea hincha de River, aunque, se comenta, allí son mayoría. Pero sí hay homogeneidad en el sentimiento hacia un pibe que poco tiempo atrás pateaba la pelota en esas mismas calles que hoy se vacían para verlo por televisión.
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Cuando Julián entra a la cancha, en Calchín, localidad de unos 3.000 habitantes ubicada a 115 kilómetros de Córdoba capital, todos son hinchas de él. “La Araña” desafió a la grieta en sus pagos y unió las camisetas de distintos equipos en una misma bandera. Sin importar los colores, el hijo del lugar se lleva el apoyo incondicional de sus vecinos de siempre.
Julián Álvarez llegó al mundo un 31 de enero del 2000. Desde chico, empezó a demostrar un amor a la pelota que crecía en sintonía con una habilidad poco común en niños de su edad.
Mientras se arropaba en el cariño de su familia, empezó a jugar al fútbol en una escuelita del pueblo, con apenas cuatro años.
Como un guiño del destino, el nombre del espacio en donde dio sus primeros pasos era “Futura estrellita”. Su primer técnico fue Rafael Varas, quien le inculcó los valores del deporte y lo guió mientras se sorprendía por su habilidad y la capacidad de definición con ambas piernas.
Julián fue goleador en todas las categorías y permaneció en esa escuelita hasta el amanecer de su adolescencia.
Una imagen lo grafica de cuerpo entero: en septiembre de 2020, ya consolidado en River, el futbolista tuvo un gesto que dio la vuelta al país: le obsequió un auto a Varas, quien reparte alimentos en su ciudad natal, en agradecimiento por su formación.
Después de la escuelita, se cansó de gritar goles en el Club Atlético Calchín, equipo en el que empezó a amigarse con las vueltas olímpicas. Posteriormente, viajó a España con 11 años para probarse en el Real Madrid, donde no pudieron ficharlo por su corta edad.
A Julián le quedaron fotos de aquellos días en el Bernabéu, con Sergio Ramos y “el Pipa” Higuaín, entre otros. Se probó en Boca, Belgrano y también en Argentinos Juniors, donde llegó a vivir en la pensión del club, pero extrañaba mucho y se volvió al pago chico.
Sin embargo, un día River golpeó su puerta, a fines de 2015. Con 16 años, la propuesta era muy tentadora, aunque el miedo al éxodo equilibraba la balanza emocional. A pesar de todo, sabía que era una gran oportunidad. Hincha del club, allí fue. Y quedó, tomó impulso, se asentó en la pensión y comenzó a germinar una etapa que se vislumbraba exitosa.
En River subió categorías en forma vertiginosa y en 2018 ya formaba parte de la Reserva. Su gran nivel en las inferiores del “Millo” lo llevó a la Selección Sub 20, donde se destacó en el ataque, y viajó como sparring al Mundial de Rusia, dándose el lujo de entrenar al lado de Lionel Messi.
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Ese mismo año, el técnico de River, Marcelo Gallardo, sorprendió al incluirlo en la lista de 30 de buena fe de la Copa Libertadores en la última modificación antes de los octavos de final. Y más aún al momento de asignarle el número 9, que era propiedad de Marcelo Larrondo.
Pocas semanas después, llegó el momento más esperado: el pibe de Calchín tuvo su estreno oficial con la camiseta de uno de los clubes más grandes del continente. Fue un 27 de octubre, a los 18 años, frente a Aldosivi, donde mostró su desfachatez con sus primeras apariciones.
Al principio le costó hacerse un hueco, porque competía contra Borré, Scocco y Pratto, pero el “Muñeco” se encargó de que sumara minutos en partidos importantes.
Su debut en el plano internacional fue nada menos que en la consagración en Madrid, que vivió desde el césped del Bernabéu siendo un juvenil. En ese decisivo superclásico ante Boca, Álvarez ingresó en el tiempo suplementario, con el partido igualado, minutos antes de los goles que le darían el histórico título al “Millo”.
Fue el epílogo de un 2018 inolvidable para él, pero era recién el comienzo. El año siguiente arrancó vestido de albiceleste, para disputar el Sudamericano Sub 20 en Chile. La Selección realizó un gran torneo, pero quedó a las puertas de gritar campeón, privilegio que finalmente fue para Ecuador.
A pesar de ello, el representativo nacional logró el boleto al Mundial de la categoría y a los Juegos Panamericanos de ese año, y Álvarez fue seleccionado en el once ideal del certamen.
Con el correr de los meses, “La Araña” se fue afianzando en un River siempre protagonista y sumó minutos y goles, materializando en el presente las expectativas que se habían erigido sobre él.
Pese a que no pudo estar en los Panamericanos, sí fue convocado al Mundial Sub 20, donde Argentina quedó en el camino en octavos de final tras caer por penales ante Malí.
En noviembre de ese año, el pibe de Calchín tuvo la posibilidad de volver a disputar una final de la Copa Libertadores: ante Flamengo, en Lima, ingresó en el complemento, aunque a River se le escapó el bicampeonato de manera increíble.
Tras el trago amargo, pronto “El Millo” y Julián tuvieron revancha: unos días después, el elenco de Núñez se consagró campeón de la Copa Argentina al golear 3-0 a Central Córdoba de Santiago del Estero, con un tanto de Álvarez.
En el inicio del 2020, parecía que todo iba encaminado para que Marcelo Gallardo consiguiera su primera liga local con un River donde el cordobés ya era una alternativa permanente en el ataque, pero Boca le arrebató el título en el cierre del torneo.
Luego vino la suspensión del fútbol por la irrupción del coronavirus en el país y la incertidumbre se adueñó del mundo de la pelota. Pero Julián no aflojó: siguió entrenando y preparándose, fue titular tras el parate y logró convertirse en el goleador del equipo en la fase de grupos de la Libertadores.
El club, cautivado por su presente y futuro, renovó su vínculo hasta diciembre de 2022, con una cláusula de 20 millones de euros. El delantero, en tanto, supo hacerse un lugar con Matías Suárez y Borré consolidados, desplazando a Carrascal como mediapunta.
Con actualidad y proyección, Gallardo tiene una certeza en el ataque: con Julián Álvarez, el orgullo de Calchín que rompe redes en River, hay goles para rato.
