Relatos Salvajes en Alta Gracia: un reflejo de la falta de empatía social

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Por Fernando Genesir

Como en la película Relatos Salvajes, ayer se vivió un momento de furia en Alta Gracia. Un hombre encontró un auto estacionado frente a su cochera, perdió el control, tomó una llave cruz, destrozó el vidrio lateral del vehículo en plena vía pública. Es el video más visto en las redes, filmado por personas que fueron testigos de ese momento de violencia urbana.

Todo comenzó cuando una mujer que iba a llevar a su hijo al colegio cercano, estacionó su auto Peugeot 208 frente al garaje, calle Urquiza al 300. El dueño de la vivienda quiere sacar el auto, abre el portón, se encuentra con el auto mal estacionado que obstruía su salida. Algunos testigos dicen que el hombre empezó a buscar a la dueña o al dueño por la cuadra. Dicen también que después tocó bocina para lograr que saquen el auto mal estacionado.

Al margen de estas versiones o estos testimonios, el hombre minutos después tomó la llave cruz y rompió el vidrio lateral del auto que le obstruía el paso. A los pocos minutos, como vimos en el video, llega la dueña del auto mal estacionado que entra en una crisis nerviosa, se pone a llorar frente a tanta violencia, interviene la policía, se llevan al hombre en condición de demorado, denunciado por daños y amenazas. Todo horrible, todo mal, toda una barbarie.

Por supuesto que el hecho llama la atención. Llama la atención aunque sea un episodio repetido, un episodio más de los tantos hechos de violencia callejera que se viven a diario en la Argentina. Discusiones de tránsito. No hay que darlos por sentado. No deberíamos normalizarlos, aunque ya estamos casi acostumbrados a ver esto.

Pero además me llama la atención, porque en las redes, más allá de lo que se vivió ahí como violencia, en las redes cuesta encontrar a alguien que critique al hombre enfurecido que rompió el vidrio. Los más tranquilos, los comentarios más tranquilos dicen, "no justifico la violencia, pero...", y después del pero es como si estuviesen justificando la violencia. La verdad que a mí me llama mucho la atención.

De verdad, me cuesta conseguir, y no lo he logrado hasta ahora, a alguien que lo critique al hombre que sale con su llave cruz y rompe el vidrio. Entiendo que el hombre necesitaba salir de su casa. Pero además está todo el mundo indignado por una conducta, que es la conducta que la gente más detesta y a la vez la conducta que la gente más practica, que es estacionar en la puerta de un garaje.

La conducta que más nos enoja, que es que nos estacionen el auto en la puerta del garaje o de la cochera, es la que más practicamos, estacionar mal. Y entonces también me pregunto, ¿qué hay en el medio? ¿Es que somos tan egoístas, tan individualistas? ¿Es que nos falta tanta empatía? ¿Por qué no nos importa el otro que tiene que salir?

Porque no pensamos en el otro. La señora estacionaba ahí sin pensar que podía joder a alguien. Por eso hablo de una falta de empatía, mucho individualismo. ¿Por qué no nos importa el otro? ¿Por qué no nos importa el otro?

Y mientras tanto, pienso también ¿qué pensó el mundo para cuando se encuentra alguien con un auto en la puerta de un garaje que le impide salir? No sé qué pensó el mundo. Esperar que venga la grúa y se lo lleve. O sea, acá alguna vez me dijeron en Córdoba, las 24 horas vos tenés la posibilidad de llamar. Bueno, pero si vos tenés que salir. No existe eso.

Además, solamente el que vive esa situación, o sea, solamente el que vive cerca de una escuela o de un club, sabe el padecimiento que es. En los alrededores, el tener que ponerte vos en modo vigía a buscar quién te dejó el auto. 

Los dos cometen un acto negativo, uno un delito que no debió haber cometido en un momento de un acto de furia. Y la señora cometió una infracción donde jodió a otro. Entonces es muy difícil el "no, pero".

Por eso, el señor tendrá que ser imputado por su ataque de furia que no pudo contener, porque incluso debe estar harto que le pase lo mismo. 

Por eso vuelvo con estas preguntas que les planteaba. Primero, ¿cómo es que nadie lo critica al señor que sale con la llave cruz? 

Y después, insisto, ¿qué hay en el medio? ¿Por qué somos tan egoístas o nos falta empatía o tan individualistas? Quiero cerrar con Relatos Salvajes, con la película. Es un ejercicio brillante de narración, de filmación de Damián Szifron, que explora los límites de las emociones humanas.

Muestra, nos muestra la irrupción de lo irracional en la vida cotidiana. Y como en la película, en la vida real, también hay, y quizás más, tensiones sociales, desigualdad, conflictos personales. Como en la película, la realidad es una mezcla de lo absurdo con lo trágico.

Como en la película, hay una delgada línea entre la civilización y la barbarie. Nos preguntamos nosotros, ¿cómo va a tener que pagar este vecino con la ley por el delito que cometió? ¿Qué decisión van a tomar las autoridades con la vecina que cometió la infracción? ¿Va a haber una multa como corresponde?

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